De acuerdo al lugar del ilícito, la relación del robo de combustible cambió de 2013 cuando el grueso de los robos se asentaba en estaciones fijas, es decir refinerías y las 75 bodegas de reparto y distribución de hidrocarburos en el país y pasó a la ordeña de ductos en 2017. Ello, ante la baja en la producción de hidrocarburos manufacturados para la venta al público, refirió el director de Petróleos Mexicanos, Octavio Romero Oropeza, al comparecer ante la Tercera Comisión de Trabajo de la Comisión Permanente del congreso federal. El funcionario detalló que en 2017 la producción nacional fue de 452 mil barriles diarios, se importaron 851 mil barriles, lo que totaliza un millón 303 mil barriles, sin embargo, las ventas fueron del orden un millón 245 mil barriles. La diferencia es de 58 mil barriles, de cuales, en el sistema de monitoreo de Pemex se detectaron robo por 43 mil barriles en ductos y 15 mil barriles en instalaciones fijas. Las cifras para 2018, la diferencia de la suma de producción-importación y las ventas fue de 65 mil barriles, de ellos, 56 mil barriles fueron sustraídos en ductos y nueve mil en instalaciones fijas. EC
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