Jill Tahmooressi, madre de un infante de marina encarcelado en México bajo cargos de introducir armas en el país denunció que su hijo trató de suicidarse en su celda tras recibir amenazas de violación, torturas y ejecución.
Dijo que el veterano de Afganistán, quien padece estrés postraumático, está pasando por un calvario mucho peor que el de sus dos misiones de guerra.
La mujer declaró el miércoles ante una comisión de la Cámara de Representantes. Los legisladores quieren que el gobierno mexicano libere al sargento Andrew Tahmooressi por razones humanitarias.
Tahmooressi fue arrestado hace seis meses en un retén fronterizo mexicano en posesión de un fusil, una escopeta, una pistola y cientos de municiones que llevaba en su camioneta, según las autoridades.
El hombre de 26 años, asignado dos veces a Afganistán, dijo que entró a México accidentalmente al dar una vuelta equivocada en una zona mal señalizada.
Las autoridades mexicanas dicen que la posesión de esas armas constituye un delito federal.
Jill Tahmooressi leyó una serie de lo que parecían mensajes de texto o mensajes telefónicos de su hijo.
“Mami, me perdí. Tomé una curva equivocada. Estoy en la frontera mexicana. Tienes que saber esto porque estoy rodeado por militares”, le dijo a la madre el 31 de marzo a las 11:45 p.m. Un día después le comunicaba: “Mami, me arrestaron. Por favor consígueme un abogado”.
La situación se agravó rápidamente. El 5 de abril, Tahmooressi le dijo a su madre:
No voy a sobrevivir la noche. Hagas lo que hagas no vengas aquí para investigar. No vengas a hacer preguntas. Te matarán también. Necesito que te escondas. Necesito que canceles tus cuentas bancarias”.
Nueve días después: “Mami, intenté suicidarme porque los guardias y los presos iban a violarme, torturarme y ejecutarme en procura de información personal. Necesito protegerte”.
Otra semana más tarde le decía: “Mami, han pasado 25 días. He estado encadenado a cuatro puntas extendido sobre un catre en la enfermería”.
La madre del arrestado y legisladores que lo visitaron dijeron que, además de las amenazas, fue atendido en la enfermería de la prisión por una cuchillada en el cuello. Los fiscales mexicanos dijeron que fue remitido a la clínica de la prisión en Tijuana por actuar agresivamente, tratar de escapar dos veces y lastimarse intencionalmente. Después fue transferido a una prisión en la ciudad fronteriza de Tecate, Baja California. Afirman que se han respetado sus derechos y que ha sido visitado docena de veces por sus abogados, familiares, un pastor y miembros del Congreso.
El representante republicano Matt Salmon, de Arizona, que ha visitado a Tahmooressi en México y presidió la audiencia del miércoles, dijo que muchos mexicanos entran sin autorización a Estados Unidos y las autoridades mexicanas buscan que reciban tratamiento compasivo.
“Francamente, la compasión debería ser de doble vía”, afirmó.
vía AP