Alfabetización: Leyendo el pasado, escribiendo el futuro

19 de Abril de 2024

Simón Vargas
Simón Vargas

Alfabetización: Leyendo el pasado, escribiendo el futuro

El bienestar social se encuentra profundamente ligado a la alfabetización.

En 1965 se buscó concientizar al mundo sobre la importancia de leer y escribir, para ello la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) estableció el Día Internacional de la Alfabetización cada 8 de septiembre.

Cincuenta años después, las sociedades han evolucionado aceleradamente con el ingreso de las telecomunicaciones en casi todos los ámbitos de la vida diaria, de la misma forma los procesos educativos y formativos se han visto rebasados por la proliferación del internet y la tecnología.

La educación nos acompaña durante toda la vida, y anteriormente los núcleos de aprendizaje se centraban en la familia seguido de la escuela, hoy en día, celulares y computadoras expanden las fuentes de aprendizaje y conocimiento, incluso las pruebas internacionales de medición de los niveles de alfabetización han comenzado a evaluar los niveles en lectura y habilidades digitales.

En el 2000 la UNESCO coordinó el Foro de Educación Mundial, donde se establecieron metas específicas para trabajar conjuntamente gobiernos, instituciones de desarrollo, sociedad civil y el sector privado para garantizar iguales condiciones en el acceso al aprendizaje.

Para ello, se estableció la Declaración Mundial sobre Educación para Todos, la cual modificó la definición de analfabetismo absoluto en el 2002; ahora se le denomina analfabetismo funcional, el cual contempla que más allá del desarrollo de la lecto-escritura, se amplíe su visión a la adquisición de competencias necesarias para el desarrollo de las personas en su entorno, garantizando un desempeño productivo para la sociedad.

Este concepto imbuye las nociones de ciudadanía, identidad cultural, desarrollo socioeconómico, derechos humanos; y sobre todo, resalta la creación de entornos adecuados que favorezcan la obtención de dichas competencias, y tengan un impacto positivo en el ciclo vital educativo.

Por supuesto, antes de ver resultados concretos, primero se deben afrontar las brechas persistentes en las metodologías de evaluación, debido a la falta de parámetros universales que permitan establecer con precisión los niveles del analfabetismo, pues algunos indicadores internacionales muestran que México al igual que Argentina, Brasil o Colombia, el 40% de su población es analfabeta.

En 1970 los indicadores del INEGI calcularon que más del 25% de la población de 15 años en adelante eran analfabetas, y para el 2015 se redujo a 5.5%, aun así, la cantidad de personas sin saber leer ni escribir asciende a 4 millones 749 mil 057, en su mayoría son mujeres y el grupo de edad más extenso es el de 65 años y más. https://bit.ly/1rTGPsk Veracruz, Chiapas, Estado de México, Oaxaca, Guerrero y Puebla representan el 51% del analfabetismo de nuestro país, mientras que Coahuila y Tlaxcala son los estados que han hecho mayores progresos. https://bit.ly/2cn6yFy No se puede hablar de crecimiento económico, aumento al empleo y equidad social sin que medie la educación. Existe una indiscutible correlación entre estos factores y el alcance del bienestar social, una persona que no es capaz de leer o escribir difícilmente sabrá cuáles son sus derechos además de la exclusión a la que puede estar sujeto.

Una persona analfabeta llega a ser proclive a la baja autoestima, el poco reconocimiento social e ingresos inferiores al salario mínimo; además de ser una situación que tiende a convertirse en un ciclo repetitivo en las siguientes generaciones. Aquellos padres que no son participes en la educación de sus hijos, generalmente estos presentan problemas de conducta, bajo rendimiento escolar y eventualmente la deserción educativa.

No cabe duda que la alfabetización es la clave para convertir a la educación en el pilar de las sociedades modernas, donde la mejor garantía para acceder a la calidad de vida depende de las competencias que sólo a través de la lectura y escritura se pueden desarrollar.