Las lecciones de las elecciones

24 de Abril de 2024

Jose Luis Camacho
Jose Luis Camacho

Las lecciones de las elecciones

jose luis camacho

En los Estados modernos que se precian de ser democráticos, ningún fenómeno es tan regular y común como las elecciones (Dieter Nohlen,Sistemas electorales y partidos políticos, 1998), ya que independientemente que se trate de un sistema político presidencial, semipresidencial o parlamentario, el poder que ejerce determinada autoridad tiene un periodo de caducidad y debe someterse al escrutinio de la ciudadanía para su renovación.

Me refiero a la designación de representantes por medio de elecciones, que constituyen la técnica democrática a través de la cual la ciudadanía ejerce el control de su gobierno. Debemos tener presente que existen otras técnicas, tales como la designación directa (Corea del Norte) y la sucesión (Arabia Saudita), que no responden a regímenes democráticos y tampoco representan un mecanismo de control social del gobierno. Además de elecciones, en las democracias debe existir una característica fundamental que marca la diferencia entre elecciones simuladas y elecciones auténticas: un verdadero sistema de partidos que garantice competencia real y libertad del elector para elegir entre varias opciones (Dieter Nohlen, 1998). En nuestro país fue a partir de la Constitución de 1824 que se instituyó el principio de la representación de la población por medio de elecciones, sin que en ese momento existiera un sistema de partidos que garantizara el sufragio libre por parte de la ciudadanía. De acuerdo con Luis Medina Peña, un sistema de partidos es aquel que se integra por dos o más organizaciones políticas de adhesión libre y voluntaria, con una organización mínima permanente que aspira a ser nacional, capaces de articular las demandas ciudadanas y realizar una oferta política con el fin de integrar el poder público, disputándose el sufragio mediante elecciones periódicas. Sin embargo, durante todo el siglo XIX en México no existió tal, siendo hasta 1912 cuando por primera vez la ley electoral reconoció formalmente la existencia de partidos, hecho con el que se buscó dejar atrás la época de los caudillos y los “ismos” del juarismo, lerdismo y porfirismo. Acto seguido, en 1929 se creó un gran frente político que aglutinó a aproximadamente 300 organizaciones políticas que se encontraban dispersas por todo el territorio nacional bajo el nombre de Partido Nacional Revolucionario (PNR), primer antecedente del PRI. A tal hecho seguiría la fundación del Partido Acción Nacional (PAN) en 1939 y más tarde, en 1989, del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y en 2013 el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA). Como podrá apreciar, la constitución de los partidos políticos más representativos del país y que actualmente garantizan la competencia real para atraer el voto del electorado, tomó su tiempo y requirió del esfuerzo de muchas generaciones de mexicanos, confluyendo en un sólido sistema de partidos que demuestra su fuerza en el actual proceso electoral. Además de la competencia real entre candidatos, Dieter Nohlen considera que deben cumplirse cinco principios más para considerar que una elección posee capacidad legitimadora, como lo son una propuesta electoral que sea libre, competitiva y que no pueda sustituir la decisión selectiva del electorado; igualdad de oportunidades para todos los candidatos en su campaña; libertad de elección a través de la emisión secreta del voto; un sistema electoral (reglas claras que conviertan los votos en escaños, de acuerdo con Giovanni Sartori) que no obstaculice la dinámica política, y que la decisión electoral se refleje en un periodo acotado del elegido. En su conjunto, se trata de seis principios que las elecciones en México han venido cumpliendo de forma sistemática y contundente. Además del sistema de partidos, la propuesta que cada uno de los partidos políticos y coaliciones ha presentado al electorado fue definida libremente por los órganos partidistas correspondientes, diferenciándose una de otra de forma evidente y permitiendo al ciudadano optar entre diferentes propuestas; todos los institutos políticos reciben recursos públicos extras para la realización de las campañas de sus diversos candidatos y reciben tiempos oficiales en radio y televisión, con base en lo establecido por la ley electoral en la materia; el voto que será emitido por 90 millones de ciudadanos que están convocados será libre y secreto; el sistema electoral ha sido definido por el Poder Legislativo, en donde convergen las diversas fuerzas políticas que han propuesto y aprobado las medidas que han considerado convenientes, y todas las autoridades electas cuentan con un periodo delimitado en el tiempo para ejercer su encargo. De tal forma, siguiendo los pasos de Dieter Nohlen puedo señalar que las elecciones del 1 de julio próximo dotarán de una absoluta legitimidad a todos los candidatos electos. Y es que a final de cuentas, la función de las elecciones es expresar la confianza del electorado en los candidatos electos, constituir cuerpos representativos funcionales y controlar al gobierno. Ese es el objetivo que un ciudadano persigue al emitir su sufragio.

@jlcamachov