El año que ha concluido fue de gran intensidad para todo el país, dando inicio con la asunción al poder de Donald Trump en los Estados Unidos y con ello, a la mayor amenaza que haya enfrentado México en su política exterior durante los recientes años.
Fue un comienzo que auguraba los numerosos obstáculos que habría que sortear México durante todo el año, los cuales incluyeron no sólo vaivenes en el tipo de cambio y presiones al peso, sino también movimientos telúricos, huracanes, explosiones y la amenaza constante del crimen organizado. En pocas palabras: un año imposible de olvidar. Pero así como obstáculos amenazaron el desarrollo nacional, es justo reconocer que hubo habilidad, capacidad y astucia para hacerles frente y lograr que México creciera y esté a punto de rebasar en 2018 la creación de 4 millones de empleos nuevos registrados ante el IMSS. Por supuesto que no es una cifra menor, tan es así que se trata de la mayor creación de empleos de los recientes sexenios y coloca a México en una mejor posición económica que hace seis años. Y como es tiempo de balances, el Poder Legislativo Federal, en particular la Cámara de Diputados, no escapa de él. Órgano plural compuesto por diputadas y diputados de ocho grupos parlamentarios, las cuentas que sus integrantes entregan a la sociedad mexicana son positivas. Más allá del autoflagelo que cotidianamente escuchamos en la tribuna legislativa y fuera de ella, es justo reconocer que la productividad al interior del Palacio Legislativo de San Lázaro se ha potenciado gracias a la capacidad de sus líderes por sacar adelante los temas que más preocupan a la sociedad. El doctor César Camacho, quien es coordinador del grupo parlamentario mayoritario, como es el PRI, se ha consolidado como un líder político que dice el cómo sí lograr las voluntades y votos necesarios para cada tema y para cada problemática. Por destacar un número, entre septiembre y diciembre de 2017 el Pleno de la Cámara de Diputados analizó, discutió y aprobó un total de 135 dictámenes que tienen que ver con reformas, nuevas leyes y acuerdos políticos de gran calado que se reflejan en un andamiaje jurídico modernizado y permeable a los cambios sociales. Uno de ellos es la Ley General en materia de Desaparición Forzada de Personas, Desaparición cometida por Particulares y del Sistema Nacional de Búsqueda de Personas, ordenamiento con el que se establecen las competencias y formas de coordinación entre autoridades de distintos órdenes de gobierno para buscar personas desaparecidas y no localizadas, así como para esclarecer los hechos; prevenir, investigar, sancionar y erradicar los delitos en materia de desaparición forzada de personas y desapariciones cometidas por particulares. El Poder Legislativo creó el Sistema Nacional de Búsqueda de Personas, así como la Comisión Nacional de Búsqueda, al tiempo de establecer la obligación para que las entidades federativas establezcan comisiones locales. Se trata de sólo una muestra del trabajo legislativo realizado durante este año en la Cámara de Diputados y que se traduce, no tengo duda, en beneficios para la población. Pero las reformas y nuevas leyes no son suficientes, pues cada mexicano debe hacerlas suyas, conocerlas y acatarlas, pues tal y como lo dijo el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Luis María Aguilar, no se trata de un obligación exclusiva de los servidores públicos, sino sobre todo de la población. Ése es el reto que debe atender la ciudadanía mexicana: conocer más sus leyes y acatarlas en su más mínima expresión. Hagámoslo.
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