No hay peor enemigo que el que está en casa. Y así le está sucediendo al partido Morena con su presidenta nacional, Yeidckol Polevnsky, quien se ha empecinado en ser parte del problema en la renovación de la dirigencia, en lugar de ser parte de la solución.
Y es que además de ser juez y parte, es decir, árbitro y jugadora (porque ella misma ha dicho que quiere reelegirse como presidenta del partido), ha distorsionado las reglas del proceso interno emitiendo tres convocatorias simultáneamente con diferentes reglas.
Ello claramente con la intención de causar confusión e inseguridad entre los contendientes, al tiempo de existir diferentes padrones de militantes y poca seriedad en el proceso que se ha echado andar.
Esta situación al interior de Morena ya ha provocado que militantes en diversos puntos del territorio nacional se inconformen y entablen controversias ante la autoridad electoral, por la presumible violación de sus derechos como militantes y exigiendo garantías de igualdad e imparcialidad por parte de los actuales órganos de gobierno de este partido.
Las palabras pronunciadas ayer por el Presidente de la República, en una reunión con legisladores federales de Morena, parecieran tener como principal destinataria a la actual ocupante de la presidencia morenista, ya que más allá de velar por la consolidación de una estructura interna que le permita a este partido confirmarse como una fuerza nacional, al tiempo de crear armonía y unidad entre sus filas, lo que está haciendo la otrora empresaria es crear división, encono y una profunda desconfianza que puede traducirse en derrotas electorales y divisiones.
Ni más ni menos, debido a la errática conducción del partido Morena el propio Presidente de la República está repensando su militancia y ha dicho públicamente que pudiera renunciar a ese instituto político, lo cual, sin lugar a dudas, se debe a la falta de visión y de oficio político de quien busca reelegirse.
De lograr su cometido, Polevnsky estaría firmando el acta de defunción de un partido político no nato.
Es de esperarse que la autoridad electoral obligue a que se ponga orden y a que se reconduzca el proceso interno de renovación de su dirigencia bajo los cauces de legalidad, imparcialidad, objetividad y unidad partidista.
En la contienda está comprometido Alejandro Rojas Díaz Durán, así como Bertha Luján y algunos otros cuadros partidistas. Por el bien de Morena y del sistema de partidos en México, es necesario que los liderazgos partidistas surjan de la elección directa de los militantes y se conviertan en opciones viables de gobierno y de formación de cuadros.