Ricardo Anaya en su victoria generacional para ascender a la dirigencia del Partido Acción Nacional es ejemplo para los otros partidos.
Más ejemplar será construir una coalición política triunfadora en que se resista la presión de avalar candidaturas presidenciales que carezcan de la mejor recepción. La conveniencia de una u otra candidatura y coalición, es crucial, se puede valorar distrital y nacionalmente y corresponde medir rigurosamente la aceptabilidad de las figuras nacionales. Es un desafío central para Anaya establecer las condiciones para transparentar el respectivo proceso interno. Mientras en el PRD discuten si habrá un relevo generacional y en el PRI es evidente que no lo habrá, Acción Nacional no solamente da prueba de que lo ha iniciado, con el respaldo de actores políticos de las generaciones previas, sino que además introduce un perfil de preparación que debería en buena parte ser un estándar. Si se considera que un importante segmento de los mexicanos que participan en la vida pública, especialmente partidaria, ya cuenta con estudios de posgrado, específicamente de doctorado, el que un hombre joven de 36 años, equilibrado y claro, como lo revela su reacción a la especie de una supuesta filtración que publicó un tanto inexplicablemente Reforma para dañar su candidatura, cuente con esas cualidades y un doctorado es una muy buena noticia. La escasa participación de alrededor de 44 por ciento de los electores potenciales panistas se instala en el deterioro de la imagen que al interior de las comunidades partidistas incluso tienen los procesos internos. Al mismo tiempo, la arrasadora presencia de Anaya en la preferencia efectiva del panismo, adelantada claramente en las redes sociales, es un buen augurio del espacio de legitimación interna que tendrá su dirigencia. La renuencia de Javier Corral a reconocer el triunfo, y su énfasis en la crítica de prácticas indeseables y no del todo comprobadas ni por él mismo, así como el anuncio de una corriente crítica al interior del panismo que encabezará el derrotado Corral, es parte de una diversidad política con la cual el PAN debe aprender mejor a convivir, de una manera mucho más moderna a lo que mostró con la exclusión de Margarita Zavala de las candidaturas plurinominales. Con Anaya el PAN abre probabilidades… en principio. El reto fundamental del nuevo dirigente, para efectos de potenciar de mejor manera a su partido es demostrar que puede entender la indispensable construcción de un coalición de fuerzas que pueda vencer a la ya integrada por el PRI, PVEM y el Panal. Demostrada la relevancia de la aceptabilidad de las personas incluso por encima de los partidos Anaya está obligado a desarrollar la capacidad de elegir la mejor alianza interna posible de la mano de la mejor o el mejor candidato a la elección presidencial. Es decir, Anaya debe vencer la presión interna en la cual está predeterminada la candidatura del gobernador poblano, Rafael Moreno Valle o avizorada la del ex dirigente nacional Gustavo Madero. Aunque haya padrinos.