“Peña sí tiene números para ganar”: Aurelio Nuño

23 de Abril de 2024

“Peña sí tiene números para ganar”: Aurelio Nuño

PORTADA COLOR 63

El secretario de Educación Pública desliza la ventaja que tiene frente a otros aspirantes a la candidatura presidencial

> El secretario de Educación se coloca como el indicado para profundizar las reformas del Presidente. Como una ventaja frente a otros aspirantes está el conocer las reformas estructurales desde las entrañas

Aurelio Nuño se ve impecable. Con un traje cortado perfectamente para su esbelta figura, y un peinado que no permite que se mueva nada. Amable y sonriente, presume el viejo convento dominico de la Santa Encarnación, destruido por un incendio y rehabilitado por José Vasconcelos, quien mudó la Secretaría de Educación a uno de los palacios del Virreinato más hermosos en el país. Este palacete magnífico del siglo XVI, que tiene más de mil 500 metros cuadrados de murales de Diego Rivera, está unido a la vieja Aduana, otra impresionante construcción del siglo XVIII. Es enorme el peso histórico de esa secretaría de luces e ilustres que hoy ocupa Nuño, en el enorme despacho y con el mismo escritorio de madera desde donde alguna vez despachó Jesús Reyes Heroles, quien en el año en que nació Nuño, estaba preparando la Reforma Política que revolucionó al país y abrió el candado para abrir la puerta de una nueva forma de organización política. El secretario Nuño, que se ve ligero cuando recibe a los reporteros de
 ejecentral, y sonríe y se sonroja ante preguntas que pueden enfrentarlo a sus compañeros de gabinete. No está para un choque con ninguno, varios de los cuales compiten por la candidatura presidencial.

Ya sé que es repetitivo, ya sé que no me van a creer , dice Nuño, como si pidiera clemencia para sus palabras, pero yo estoy en lo mío.
Foto: Jorge Villalpando

ES DE INTERÉS | #VIDEO: Aurelio Nuño, el prospecto del continuismo ¿Quiénes son el primer círculo de Aurelio Nuño? Lo suyo, en sus palabras, es no pensar en la candidatura presidencial. Sin embargo, todos los símbolos y sus palabras lo colocan en el centro de esa disputa. Nuño tiene gravitas, y lo demuestra con las cosas: una estatua de Minerva, la diosa de la sabiduría y la guerra estratégica sobre su escritorio; un libro de Juan Linz, el teórico del autoritarismo, y la gran obra de Robert Dalh, Poliarquía, el término que acuñó para describir a un gobierno de muchos, con la participación de 
una pluralidad de actores en la construcción de una democracia donde el poder está disperso. No le hace mucho caso a las versiones que lo ubican como posible candidato presidencial del PRI. “Yo estoy en lo mío”, insiste. Sin embargo, le resulta difícil contenerse y habla con el tono y el lenguaje de los que ya están en campaña. De inicio, tiene un diagnóstico sobre los adversarios rumbo a las elecciones 
de 2018.

Me parece que estamos ante dos riesgos: el riesgo de un retroceso terrible que implica esta visión autoritaria, cerrada al mundo, corporativista y clientelar de López Obrador, pero también el riesgo de la inmovilidad del PAN, que, en el sentido más profundo del conservadurismo, prefieren no tener problemas, no quieren imaginar soluciones y no están dispuestos a asumir los costos que tiene la transformación de un país”, afirma.

Presume, además, la armadura que portaría en caso de que el dedo presidencial lo favorezca: “Yo creo que el PRI tiene una gran fortaleza. En la reciente asamblea hubo diversas expresiones, todas las voces se escucharon y se llegó a un resultado de unidad. Eso es algo que vale mucho en este momento. La unidad del PRI destaca frente a las divisiones internas de otros partidos, y eso es muy importante cuando se va a una competencia democrática. Vamos a llegar a las elecciones en un momento en que el trabajo del presidente Peña Nieto y los beneficios de las reformas van a quedar más claros y se van apreciar más”.

Foto: Jorge VIllalpando

El guiño presidencial

La entrevista con Nuño se realizó en su oficina de la Secretaría de Educación Pública, dos días después de la XXII Asamblea Nacional del PRI, evento en el que los nombres tanto de él y como del secretario de Hacienda, José Antonio Meade, 
surgieron como los prospectos más sólidos para competir por la Presidencia de la República. Y también tuvo lugar cinco días después de que el presidente Enrique Peña Nieto dijera que la Reforma Educativa dejó de ser una aspiración y “ya es una realidad”, halago que no ha tenido para ninguna de las otras 12 enmiendas estructurales de su gobierno ni para los secretarios encargados de sacarlas adelante. Para efectos prácticos, el Presidente determinó que la encomienda de completar la Reforma Educativa, se había cumplido. Aquel miércoles 9 de agosto, la Presidencia de la República divulgó en su sitio de internet un álbum de fotografías de la Convivencia Cultural 2017 con los ganadores de la Olimpiada del Conocimiento Infantil, al que acudió el titular de Educación Pública. La imagen que abre la galería es la de Peña Nieto y Nuño caminando por los jardines de Los Pinos, ostensiblemente sonrientes ambos, intercambiando una mirada cómplice que hacía mucho no se veía entre el mandatario y alguno de su gabinete. Son las cinco de la tarde con 25 minutos cuando Nuño llega a la pequeña biblioteca adyacente a su oficina para saludar a los reporteros. Aparece con un aspecto de recién bañado. Parece ser cierto que desde hace un mes dejó de fumar y metió más esfuerzo en el gimnasio, pues se le ve un poco más esbelto, aunque con muchas más canas que cuando tomó el timón de Educación Pública, demasiadas para alguien que aún no llega a los 
40 años. En los estantes de esa pequeña biblioteca se aprecian libros como el Leviatán, de Thomas Hobbes; Perfiles de Coraje, de John F. Kennedy, y la obra de Thomas Piketty llamada El capital en el Siglo 21, que presenta el catálogo de la Universidad de Harvard como “un argumento para la cura de las sociedades desiguales”. Junto de ellos, otro más titulado El Jefe de Gabinete, de Fidel Herrera Beltrán, exgobernador de Veracruz, quien escribió una dedicatoria al “maestro Aurelio Nuño”. Raices

“Sí se ve, pero muy de ladito”

Entre el equipo de Aurelio Nuño se comenta que no está claro que pasará después de noviembre ni cómo se reacomodará el gabinete hacia la sucesión presidencial. Mientras tanto, el secretario de Educación intenta no distraerse. Para darle continuidad a las reformas del presidente Peña Nieto sólo hay dos perfiles: Meade y Nuño... —Sé que es la respuesta de cajón, pero es una respuesta de cajón auténtica: yo estoy en lo mío. Y creo que la muestra, con toda humildad, de que hemos chambeado es que han salido las cosas. La recuperación de la rectoría del Estado, el nuevo modelo educativo, que es un proyecto que me apasiona, ambas van caminando. Estoy convencido de que todas reformas tienen una lógica y juntas hacen un cambio global, pero de todas la más importante es la Reforma Educativa y que el presidente me haya dado esa confianza es un enorme compromiso. ¿Pero cómo los vives? —Sin hacerle mucho caso y mantenerme concentrado en el trabajo. Lo otro, bueno, ahí anda, se ve, pero se ve muy de ladito, no es algo ni que me quite el tiempo, ni que me preocupe, ni a la que le dé demasiada importancia. Pero tu trabajo ya concluyó, a ti te encargaron echar a andar la Reforma Educativa… —Dos cosas faltan para cerrar parte del círculo. Uno es el resultado de la auditoría a la nómina y el otro es que todas esas políticas que anunciamos de julio para acá van a empezar con programas piloto este ciclo escolar, entonces los tenemos que instalar. El Presidente va a entregar un sistema educativo radicalmente distinto al que recibió. En la inauguración del ciclo escolar del próximo año va a entrar en vigor la primera fase del nuevo modelo educativo, es decir, los nuevos planes de estudio con los libros, que va a ser la cereza o la última pieza de un nuevo modelo todavía en una escala relativamente pequeña y así es como el Presidente va a entregar el sistema educativo. ¿Entonces sí se rompió el statu quo, pero no se llegó a una ingobernabilidad? —No, hubo momentos tensos y difíciles, obviamente, pero que se pudieron superar.

Foto: Jorge Villapando

Estaba viendo la votación de 2015 de gubernaturas: 400 mil personas que tradicionalmente votan por el PRI esa vez votaron contra el PRI. En el norte hubo casi un voto contra la Reforma Fiscal, en el Golfo contra la Reforma Energética, el descontento en el sur contra la Reforma Educativa, en fin. ¿Tiene números el presidente Peña Nieto para sacar la elección para el PRI? —Sí claro, ahí está la prueba del estado de México... Bueno, ahí perdió el PRI, ganó con las alianzas. —Ganó el candidato del PRI… Ganó el candidato que postuló la alianza del PRI... —A ver, ganó el candidato del PRI y fue el más votado y además bastante bien. Creo que a lo mejor estas sutilezas no les gustan, pero sí tuvo una pérdida importante de votos el PRI. Ayudó la alianza. Que eso es parte de la negociación política para entrar en competencia, eso sí es cierto. —Así es y todo el mundo que votó por él sabía por qué proyecto estaba votando, más allá de que lo hiciera por el partido con el que se sientiera más identificado de la alianza. Y ahí están las pruebas. Entonces ganó el candidato, pero no el partido... —Ganó el partido y ganó la coalición. Yo creo que el PRI, y se acaba de demostrar, tiene una gran fortaleza en un país cada vez más democrático, con mayor oferta política, con mayor pluralidad, por supuesto con el desgaste que tiene un gobierno reformista, pero que también ya comienzan a verse estos resultados.

Ascenso meteórico

José Córdoba Montoya llegó a ser jefe de la Oficina de la Presidencia después de siete años de lealtad a Carlos Salinas de Gortari. Luis Téllez lo logró después de un sexenio de amistad y colaboración con Ernesto Zedillo. Ramón Muñoz, por su parte, se convirtió en jefe de la oficina del presidente Vicente Fox tras cinco años de fidelidad, y Juan Camilo Mouriño alcanzó ese cargo estratégico después de tres años de trabajo incondicional para Felipe Calderón. En cambio, Aurelio Nuño lo consiguió en un año. Mientras que en diciembre de 2011 era el coordinador de Mensaje y Mercadotecnia de la campaña, para diciembre de 2012 ya era el jefe de la Oficina del Presidente. La velocidad es lo suyo para realizar diagnósticos, para plantear soluciones, negociar, construir acuerdos e instrumentar acciones. Eso fue lo que le llenó el ojo a Enrique Jackson en 2003, quien le dio su primer trabajo como vicecoordinador de la Unidad de Planeación Estratégica de la bancada del PRI en el Senado, y a Luis Videgaray, el hombre que, como presidente de la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados, lo hizo su coordinador de asesores. El periodo que va de agosto a noviembre de 2012 fue una prueba de fuego para Nuño. Eran los días de la transición, días en que el joven asesor tenía dos misiones titánicas: diseñar la Reforma Educativa y amarrar el Pacto por México. Para la primera misión agendó un maratón de reuniones con autoridades educativas federales y estatales con la entonces líder del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) , Elba Esther Gordillo, con expertos y exsecretarios de Educación, principalmente con Miguel Limón Rojas, titular de la cartera durante el gobierno de Zedillo. Cuentan sus colaboradores que por aquellas fechas era común que Nuño llegara con el área de Educación del equipo de transición para analizar temas como los concursos para plazas docentes o para anticipar las posibles acciones de resistencia de la CNTE, y que a las 11 de la noche ordenara pizzas o tacos para todos, pues en muchas ocasiones debieron trabajar madrugadas completas. Más de una vez pasó que Nuño tomó su saco a las 7 y media de la mañana y, sin haber pegado los ojos, se levantó de la mesa donde se elaboraba la Reforma Educativa para acudir a citas con liderazgos de PAN y PRD para sacar adelante el Pacto por México. “Tengo una reunión en una hora, los veo en la tarde”, decía. Energía, disciplina y una obsesión por los resultados es lo que caracteriza a Aurelio Nuño, de acuerdo con fuentes de su círculo cercano consultas por ejecentral. “Es muy raro que Aurelio se vaya de la secretaría antes de las dos de la mañana”, refiere uno de sus allegados, quien calcula que el funcionario trabaja entre 16 y 18 horas diarias. Los que han trabajado de cerca con Nuño aseguran que es de los pocos “políticos profesionales” que hay en México; es decir, que no llegó a las posiciones que ha tenido por compadrazgos, camarillas o intereses personales, sino que desde joven supo que quería dedicarse a la política y su trabajo lo hace por convicción. Esa conceptualización del servicio público, dicen en su entorno, también lo lleva a tener comportamientos que no son comunes en la política mexicana: planear políticas públicas con un seguimiento puntual de las fases de aplicación y con una medición rigurosa de las metas cumplidas y las que quedan pendientes.

El proyecto de Nuño

14wAurelioNuno-JVC_ Foto: Jorge Villalpando

La especialidad de Nuño es la política y aunque el presidente Peña Nieto haya revivido el juego del “tapado”, Nuño acepta hablar de la sucesión presidencial y del proyecto de nación que le interesa después de que concluya el actual sexenio. “Muévanse”, les dijo el Presidente a los secretarios que tengan aspiraciones de competir por la candidatura, y Nuño no parece estar dispuesto a perder la oportunidad. Profundizar las reformas durante el próximo sexenio es la idea donde el secretario pone más énfasis. ¿Cuál es el país que quieres? —El que se está construyendo, un país abierto al mundo, que cree en el libre comercio, que cree en la democracia, que hace una gran apuesta por la educación, por la cultura, la ciencia y la tecnología, que tiene que consolidar el Estado de derecho, que tiene que profundizar en la seguridad y en el combate a la corrupción. Estamos hablando de un país que por un lado es abierto al mundo, con una economía muy vigorosa que genere innovación, que esté conectada al resto del mundo, pero al mismo tiempo un Estado fuerte que garantice una educación de calidad, buenos servicios de salud, seguridad y una muy buena infraestructura. Bueno, pero ese es un enunciado muy general, ¿quién puede estar en contra de eso? —Hay quien sí. ¿Quién? —López Obrador. Pero un 30% de los electores cree que él tiene la razón… —Puede ser, pero es parte de lo que se tiene que debatir en una campaña. Él no está de acuerdo con un modelo así. No es alguien que esté a favor de una visión de México abierta al mundo, ni de una economía de mercado vigorosa, tampoco de un sistema educativo fuerte. Él piensa más bien en los antiguos arreglos clientelares que permitan tener un control político del magisterio, pero no el detonar un sistema educativo de alta calidad, crítico, como el nuevo modelo educativo, donde los niños aprendan a aprender y lo puedan cuestionar. Lo que él quiere es tener todo bajo control, a la vieja usanza. ¿Cómo se puede convencer de eso a los que han votado por López Obrador en dos elecciones presidenciales? —Hay que salir a explicarlo con mucha fuerza, con mucha convicción, con claridad y sensibilidad, y destacar cuáles son los beneficios de mantener un modelo que se inició con estas reformas y que se tiene que profundizar, y cuáles son los riesgos de regreso al pasado, pero un pasado muy pasado. Estás hablando de alguien que piensa en una economía cerrada, alguien que piensa que lo que importa es el control político a partir del clientelismo, en donde la diversificación cultural de México, educativa, su apertura al mundo, donde la innovación tecnológica son temas secundarios. Creo que eso es una mala copia de modelos pasados”. ¿Ese modelo a quién te remite? —Nos remite hoy en día a Venezuela, claramente. Parece que tiene estos referentes, cerrarse al mundo, centrar su desarrollo no en la educación, la ciencia y en la cultura, sino en un recurso natural, el petróleo; ese es el modelo de Venezuela y es el modelo que yo veo cuando escucho hablar a Lopez Obrador. Aurelio Nuño es insistente en defender las reformas del actual gobierno y en la necesidad de continuarlas después de 2018, profundizarlas y reforzarlas hasta que se cristalicen en un mayor crecimiento económico para el país y en una mejor calidad de vida para los mexicanos. Y no es casual, pues él mismo es el autor intelectual de la Reforma Educativa, que diseñó de la mano de Enrique Ochoa Reza, el actual presidente del PRI, cuando ambos formaron parte de la campaña de Peña Nieto y, posteriormente, del equipo de transición. Asimismo, fue artífice del Pacto por México y encabezó las negociaciones para que las iniciativas en ese arreglo con PAN y PRD se materializaran en el Congreso de la Unión. Por ello, además de dominar el tema educativo, tiene facilidad en la economía, empleo, inversiones, telecomunicaciones, desarrollo social y recaudación fiscal.

Muy al estilo de Aurelio

En la jerga periodística hay algo que se denomina “chacaleo”. Se trata de una entrevista tumultuaria e intempestiva en la que un personaje de interés noticioso es rodeado por una nube de fotógrafos, camarógrafos y reporteros que disparan preguntas sobre temas de coyuntura. Cuando Aurelio Nuño llegó a la Secretaría de Educación una de sus primeras acciones fue suprimir los “chacaleos” y los cambió por miniconferencias de prensa en las que el secretario es resguardado por un perímetro de seguridad delimitado con postes y listones, mientras que los reporteros, previo turno solicitado, hacen sus cuestionamientos, pero sin arrebatarse la palabra.

15wAurelioNuño-JVC_ Foto: Jorge Villapando

El estilo de Nuño no sólo se percibe en las formas, sino en las negociaciones de fondo. Hasta hace un par de años, cuando llegó a la Secretaría de Educación, el método para que las órdenes federales bajaran a los estados era el famoso Conaedu (Consejo Nacional de Autoridades Educativas) que reunía a los secretarios de Educación de los estados. Nuño siempre estuvo convencido de que si quería que la Reforma Educativa avanzara tenía que ir más lejos y tratar directamente con los gobernadores. Y así lo hizo. Propuso al Presidente dividir al país en cinco regiones con el fin de tener reuniones con los mandatarios de cada zona, a quienes les habló de los beneficios de la reforma y los pidió su ayuda para supervisar y actualizar la nómina magisterial. Colaboradores cercanos al titular de la Secretaría de Educación afirman que ese método resultó altamente efectivo para el avance de la reforma, pues ayudó a hacer efectivas las sanciones para los maestros faltistas y para que los docentes que concursaban por una plaza recibieran todos los estímulos planteados en la ley. En los dos años que lleva en el cargo —asumió el 27 de agosto de 2015— ha tenido 23 reuniones con gobernadores, acción que le ha permitido recorrer el país, darse a conocer a escala nacional y tender puentes con actores políticos de toda la geografía, bagaje que no le viene nada mal a un aspirante a la candidatura presidencial. En el entorno de Nuño tienen la impresión de que los mandatarios locales han acudido a las convocatorias del titular de Educación y lo han apoyado para la concreción de la reforma justo por ese halo de presidenciable. “No vaya a ser que este sea ‘el bueno’ el próximo año”, refieren los colaboradores al parafrasear a los gobernadores. Para cuando Nuño asumió el cargo de secretario de Educación faltaban cinco días para el Tercer Informe de Gobierno del presidente Enrique Peña Nieto; por tanto, las comparencias de los secretarios ante el Congreso serían en las dos o tres semanas siguientes.Los asistentes a la cita de Nuño con legisladores con motivo de la Glosa del Informe relatan que senadores y funcionarios de la Secretaría de Educación se sorprendieron de que el secretario habló como si toda su vida hubiera estado en el ramo.

No ocupó las tarjetas que su equipo le preparó y tenía muy claro los avances y los pendientes de la reforma. A todos nos impresionó el dominio de los datos”, dijo un funcionario de la CDMX presente en el acto. Desde hace 20 años, todo servidor público que entra a trabajar a la Secretaría de Educación, sobre todo subsecretarios y directores, sabe que hay periodos del año para trabajar en oficinas alternas, por los plantones que realizan los maestros en mayo pasado con motivo de la revisión del contrato colectivo de trabajo.

El 2017 fue el primer año en dos décadas en el que no hubo necesidad de trabajar fuera de la secretaría, pues no ocurrieron manifestaciones. De hecho, en los estados más renuentes para concursar por plazas y ascensos —Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Michoacán— menguó la resistencia contra la reforma. Entre el staff de Nuño no se tiene claro qué tipo de contactos realizó para desactivar las protestas de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), pues después de la tensión provocada en 2016, por los bloqueos de carreteras y trenes en Oaxaca, Michoacán y Guerrero no se ha vuelto a tener una movilización de esas magnitudes. La hipótesis es que él mismo y un compacto grupo de colaboradores se reunieron con los líderes más radicales, aunque no están claros los arreglos alcanzados. Esta maniobra permitió que la Secretaría de Educación recuperara el diálogo con la CNTE, que estaba monopolizado por la Secretaría de Gobernación. El antecesor de Nuño, Emilio Chuayffet, tuvo un acotado margen de maniobra para combatir las resistencias a la reforma educativa, pues la lógica de negociación de la Segob no siempre coincidía con los intereses de la Secretaría de Eduación.

En los dos años que lleva en el cargo —asumió el 27 de agosto de 2015— ha tenido 23 reuniones con gobernadores, acción que le ha permitido recorrer el país, darse a conocer a escala nacional y tender puentes con actores políticos.

El factor Trump

En los libreros de Nuño en la Secretaría de Educación destaca el texto The Victory Lab, en el que Sasha Issenberg revela “la ciencia secreta de las campañas ganadoras”. Es de los libros básicos para quienes pretendan adentrarse en los resortes emocionales y sociales que mueven al elector estadunidense. ¿Hay riesgos externos? Entiéndase: Donald Trump. —Con mayor razón se requieren las reformas, profundizarlas y cuidar lo que hemos logrado. Porque estamos en un mundo de muy pocas certezas; este es un mundo muy distinto al de la posguerra, donde se logró una relativa estabilidad, con sus tensiones, pero generó largos periodos de crecimiento económico, un cambio tecnológico importante, pero no tan rápido, estabilidad en el empleo y las formas de vida. Eso se acabó. Hoy estamos en un mundo que tiene muchas áreas de inestabilidad, por la velocidad del cambio tecnológico, por economías cuyos crecimientos aún no alcanzan las tasas de la posguerra, un mundo que ya no es bipolar, sino que está creciendo de manera multipolar que genera muchas inestabilidades. “Frente a eso, lo que México necesita es fortaleza interna, que es distinto a cerrarse, porque la reacción más populista es cerrarnos ante ese mundo y no veamos hacia afuera, eso nos va a llevar al fracaso”. ¿Cuál es tu definición de populista? —Es alguien que a problemas complejos les da soluciones fáciles absolutamente irreales, o sea que vende espejitos. Decir que los problemas se van a resolver de formas que no se van a resolver, y que en esa retórica fomenta la división, el conflicto y que terminan llevando a los países al fracaso. Pueden ser de derecha o ser izquierda, pero comparten salidas fáciles que no son reales, una retórica incendiaria, buscan la división de la sociedad y no la unidad y llevan al extremo el conflicto político. Creo que una opción no populista lo que busca, sí con una buena comunicación, soluciones complejas a problemas difíciles, no busca la división, la apertura al mundo, a otras culturas, el respeto a la ley y no llevar al país a un conflicto político”. Nuño Mayer fue coordinador de Mensaje y Comunicación en las campañas de Eruviel Ávila para gobernador del Estado de México y en la presidencial de Peña Nieto. Hay quien le atribuye la autoría de los eslóganes “Piensa en Grande” y “Mover a México”, así como del énfasis que Peña Nieto puso en la economía familiar en la recta final de la campaña. Nuño se dedicó a estudiar la retórica y lógica de pensamiento de López Obrador, rival a vencer en las elecciones del 2012. En el staff de campaña se hacían simulacros donde uno de los integrantes del equipo se hacía pasar por AMLO y Peña debatía con el falso tabasqueño para tener buenas salidas discursivas. ¿Cómo hacer para combatir a un López Obrador que es un maestro para crear frases pegajosas como “No lo tiene ni Obama” o “Frijol con gorgojo”? —se le pregunta a Nuño. —Es persuasión, es salir a debatir y presentar argumentos, pero eso será en la campaña. Aquí hay una cosa que es anterior y más importante, y que no tiene López Obrador: una idea moderna, clara de cuál es el México que quiere ver en el siglo XXI y eso es más importante que poder decir una frase como “No lo tiene ni Obama”, porque eso al final del día es muy superfluo, se lo lleva el viento, lo que vale es tener una idea completa de un mundo complejo de lo que requiere el país, y eso sí es algo que tiene mi partido y que no tiene él. Creo que eso la gente por supuesto que lo va a percibir y lo va a saber, dónde está la seriedad, dónde están los planteamientos que van a hacer que el país avance bien. En eso mismo las reformas van a servir, el que haya habido un gobierno que haya tenido la visión de pensar no en la siguiente elección sino en la siguiente generación, creo que eso va a ser una fortaleza. Mi partido tendrá que saberlo decir en campaña, pero creo que nosotros tenemos una ventaja muy grande sobre López Obrador y sobre los demás, y es que tenemos una gran claridad de qué país estamos haciendo y cuál es el país que se requiere en el siglo XXI”.

Nuño es insistente en defender las reformas del actual gobierno y 
en la necesidad de continuarlas después de 2018