Pintores, políticos, escritores, comerciantes, académicos, rabinos, novelistas, filántropos, ingenieros, plomeros, artistas, mecánicos, doctores, agentes secretos, soldados, abogados, ginecólogas, campeones olímpicos, físicos matemáticos, amas de casa, maestros, artistas gráficos, enfermeras, contadores, directores de cine y teatro, neurólogos, primeros ministros, economistas, historiadores, padres, madres, hijos, abuelos, sacerdotes, rabinas, panaderos, cantantes de cabaret, lideres espirituales, compositores, niñas y niños, jóvenes, conductores, santas, gimnastas, entrenadores de futbol, interpretes, traductoras, bailarinas, meseras y estudiantes.
Por su sangre, su apellido, su ascendencia. Por su raza, su religión, su credo. Por sus preferencias sexuales, sus inclinaciones políticas. Por no traicionar a la raza humana o por rehusarse a delatar.
Un tren sin retorno, trabajos forzados, trato inhumano y la marcha hacia una cámara de gas.
Por la conciencia. Por los que se fueron y los que pudieron escapar. Setenta años de la liberación de Auschwitz, porque nunca más.