Bajo el manto de Doña Rosario Ibarra de Piedra

18 de Abril de 2024

Bajo el manto de Doña Rosario Ibarra de Piedra

Hoy Rosario Piedra Ibarra, que no Doña Rosario Ibarra de Piedra, llega a la CNDH bajo el manto y trayectoria de su madre, una familia de víctimas como muchas que hoy abundan en este país

*Corresponsal de Reporteros Sin Fronteras

Escuché hablar de Doña Rosario Ibarra de Piedra, a mediados de los ochenta, año en el que por cierto inicie mi compromiso como defensora de los derechos humanos.

Desde entonces ya era Doña Rosario. Lo que me impacto de ella entonces fue su convicción, su claridad en su pensamiento y su compromiso con los derechos humanos; entonces cuando casi nadie se ocupaba demasiado en este tema, ella era un referente para quienes nos iniciamos en esta tarea.

Me quedó claro entonces los motivos que la habían llevado hasta ahí, y cuál era su lucha, una lucha junto con las Doñas, las madres, hijas y esposas que para entonces habían decidido caminar con ella por sus hijos desaparecidos. La miré después junto con otras madres arengar desde el Comité Eureka, en algunas marchas con la consigna que a la fecha sigue viva y más vigente que nunca. ¡Vivos los llevaron, vivos lo queremos!.

Nunca imaginé entonces que este grito desgarrador, casi treinta años después se replicara en todos los rincones del país, que hoy tiene más de 40 mil desaparecidos, muchos de ellos ocurridos tan solo en los últimos dos sexenios el de Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto, y que en el actual gobierno de Andrés Manuel López Obrador, siguen ocurriendo.

Con la diferencia de que en esta administración, hasta la fecha no existe un registro oficial de cuantas personas han sido reportadas como desaparecidas; todo por una sencilla razón, el Registro Nacional de Personas Desaparecidas, desapareció en abril de 2018 y ahora depende de la Comisión Nacional de Búsqueda y que a la fecha no ha dado a conocer ninguna cifra oficial sobre desapariciones. Seguramente esta será una de las primeras tareas de la ombudspersons, preguntar por el registro de los desaparecidos, ¿dónde están?.

A la incansable Doña Rosario Ibarra, la volví a encontrar en muchos otros eventos públicos y políticos, entre otros cuando fue candidata a la presidencia de la República y después cuando fue Senadora. Por cierto entonces ya como Senadora, la busque para plantearle el caso de tres periodistas desaparecidos en México, José Antonio García Apac, del Periódico Ecos de Tepalcatepec, Michoacán; Alfredo Jiménez Mota de El Imparcial, en Sonora y Jesús Sandalio Mejía Lechuga, del Noticiario a Primera Hora, de Martínez de la Torre, Veracruz. Todos desaparecidos entre 2005 y 2006.

Entonces me escuchó, y mostró su interés en estos casos y sus familiares, dijo entonces, iba a proponer algunas acciones de apoyo desde el Senado. Así que para Doña Rosario como muchos la conocemos no le era desconocido el tema de los periodistas, no solo los desaparecidos, sino los que habían sido asesinados en México para entonces, alrededor de treinta periodistas.

Estoy segura que a sus 91 años, hoy desde donde está, sigue acompañando esta lucha por los derechos humanos y por los desaparecidos como cuando en abril de 1977, decidió fundar el Comité de Presos, Perseguidos, Desaparecidos y Exiliados Políticos, mejor conocido como ¡Eureka!.

Me queda claro, que para esta gran mujer, madre, defensora de los derechos humanos, luchadora social, la Comisión Nacional de Derechos Humanos era el lugar natural donde debió estar siempre. Pero curiosamente nunca se postuló para ello, porque como decía esas instituciones eran elefantes blancos.

Como también estoy segura que por la convicción y el compromiso con las víctimas a las que siempre representó con gran dignidad, no habría aceptado llegar en las condiciones indignas en las que llegó su hija Rosario Piedra Ibarra, a la presidencia de la CNDH.

Hoy Rosario Piedra Ibarra, que no Doña Rosario Ibarra de Piedra, llega a la CNDH bajo el manto y trayectoria de su madre, una familia de víctimas como muchas que hoy abundan en este país. No dudo que ella, creció y se formó en la lucha junto a su madre y parte de su discurso viene de ahí. Por ello es lamentable que hoy camine bajo la sombra de la duda en su elección para presidir la CNDH. Ella, Doña Rosario y las victimas no merecen esto. Pero ella lo aceptó así y el costo será alto.

Los familiares de personas desaparecidas y asesinadas en México, buscan verdad y justicia y necesitan urgentemente que las instituciones que fueron creadas para defenderlos funcionen, sean sólidas y fuertes para que puedan darles respuesta. La CNDH hoy, ha sido debilitada aún más por la incapacidad del Senado de la República de conducirse con transparencia y certeza en el proceso del nombramiento de su titular. Y Rosario Piedra, no supo o no quiso escuchar a las víctimas que le pidieron no tomar protesta como titular de la CNDH, hasta transparentar el proceso. Esta es su deuda.

Ellas y ellos, hoy buscan acciones concretas, compromiso con su causa pero sobre todo quieren saber dónde están sus desaparecidos, dónde la justicia para sus muertos. ¿Será capaz su nueva titular dar respuesta a estas víctimas?. ¿Será capaz una institución con una autonomía cuestionada mantener el temple y la fortaleza que los derechos humanos requieren en el país?. Muchas preguntas quedan por contestarse aún.

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