No falta el león, / monos también; / y hasta un tiburón. Porque en los libros / siempre se aprende / cómo vivir mejor
F. Gabilondo Soler “Cri cri”, Caminito de la Escuela
Se acabaron las vacaciones. Donde te pares, se escuchan conversaciones sobre el tráfico que genera el regreso de casi 26 millones de alumnos y 1.2 millones de profesores. En los últimos días el tema no cambia. A lo mucho, deriva en diálogos similares: el elevado costo de los materiales escolares, dónde encontrar las mochilas del Hombre Araña o de Peppa Pig, el retraso en el transporte y hasta los días inhábiles que en el nuevo ciclo permitirán alargar algunos fines de semana.
Por el contrario, no son noticia las ideas de fondo, las que realmente definen la educación —y por lo tanto el futuro de México—. Son pláticas a las que les falta rating. Tal vez la estrategia legal de Elba Esther Gordillo para conseguir la prisión domiciliaria y el elevado salario de algunos líderes magisteriales, en contraste con las pobrísimas regiones en las que se encuentra adscrita su plaza, son las notas educativas más incisivas. ¡Qué nivelazo!
Poco aparecen en las conversaciones y en el debate nacional el reclutamiento, selección, capacitación y evaluación de profesores, la transformación de los planes de estudio y las competencias que deben desarrollar, la obligada articulación entre padres y profesores, el impulso de la investigación y la innovación, educación y tic´s, formación emocional, por mencionar algunas áreas que lejos están de ser trending topic.
Como muchas veces lo atestigüé en las aulas, parece necesario cambiar el paradigma, ponerlo al revés: ahora serán los alumnos quienes nos devuelvan el foco sobre las cuestiones relevantes. Ahí van tres ideas, con especial dedicatoria para quienes elaboran y operan políticas públicas en materia educativa, que la experiencia escolar nos sugiere.
1. La sana y emocionante insatisfacción por saber más. Bien nos haría la sencillez y humildad, y no las respuestas políticas esquivas, para reconocer el largo camino que en materia educativa hay por recorrer. Qué insensibles resultan los discursos triunfalistas, teniendo aún tantos niños sin clases o en escuelas que carecen de los servicios mínimos.
2. Los conocimientos más sólidos se obtienen con esfuerzo e interpelan nuestra realidad. Una de las carencias más sensibles en los planes de estudio es la transmisión de conocimiento que supere el método de recordar datos y/o procesos. El objetivo es conseguir aprendizajes donde el alumno tenga una participación más activa en la asimilación del conocimiento. Seguimos privilegiando, en general, la repetición y la memoria por encima de la comprensión y la innovación. Tal vez por eso nuestro país no se caracteriza por el desarrollo científico y tecnológico, determinante para el crecimiento económico en el tercer milenio.
3. Los mejores profesores se enfocan en los alumnos y en su proceso educativo. Como sucede en las aulas, mientras los conductores del país estén más preocupados por el beneficio personal y no por el bienestar de la mayoría, flaca colaboración obtendrán de la sociedad que pretenden abanderar. Los profesores insisten: “el inicio del ciclo escolar es el mejor momento para asegurar el éxito del año”. La Administración Federal no están en sus inicios, ya se le pasó la hora del recreo. Pero aún hay oportunidades.
A mis alumnos en Cedros, fuente inagotable de aprendizajes.