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Son las 6:00 horas y la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, llega al salón Zarco, en el Antiguo Palacio del Ayuntamiento, para atender a 56 personas que la esperan desde al menos una hora antes.
Sheinbaum lleva puesta una chamarra negra y luce gafas con montura roja. Toma asiento en el lugar principal donde aguardan un par de mujeres, saluda a la gente y se dispone a escuchar.
Cada cierto tiempo lleva la mano derecha a la cara y sonríe. Mira directo a los ojos. Escucha. Así por 55 minutos que dura la audiencia, un ejercicio de gobierno que realiza desde que rindió protesta hace casi un año y del que acumula más de nueve mil solicitudes.
La directora general de Resolución a la Demanda Ciudadana, María del Rocío Vilchis Espinosa, es la responsable de organizar cada uno de los ejercicios. La funcionaria colabora con Sheinbaum desde que ésta se desempeñaba como secretaria del Medio Ambiente durante la administración de Andrés Manuel López Obrador al frente del Distrito Federal.
“Todos pasan con la jefa de Gobierno y estamos cuatro colaboradores para auxiliarla”, dice mientras organiza a la gente en el salón. Algunos colaboradores de la Procuraduría de Justicia del Distrito Federal y de la Secretaría de Salud se integran a la audiencia, pero no en la mesa principal, sino en cuatro pequeños tablones dispuestos a un costado.
“Es una mujer muy enérgica y seria. Tiene que serlo”, dice María del Rocío y continúa su trabajo.
La mecánica es simple: diariamente reparten 50 fichas para la gente que necesita plantear una solicitud o exponer un problema y reservan otros diez espacios para quienes se sumen. La organización inicia a las 4:00 horas y desde entonces ya hay gente en la fila.
Dalila Bravo Pineda fue de las primeras en llegar. No ha dormido nada desde ayer, cuando ingresó al Hospital General para relevar a su hermano en el cuidado de Catalina Bravo, su madre, quien padece cáncer.
“Ayer me quedé en el hospital con mi mamá y de ahí me vine para acá y de aquí me fui a mover otros papeles. Y luego en la noche mi mamá se puso mal. Vengo a ver si (Claudia Sheinbaum) me puede apoyar con la hospitalización de mi mamá porque ya gastamos mucho dinero. Ya no tenemos para pagar el hospital”, sostiene.
Veinte minutos después, Dalila consiguió hablar con Sheinbaum: “Fue muy amable conmigo. Yo estaba pidiendo ayuda o un traslado; ella dijo que me iban a apoyar en esos dos aspectos. Lo metió como urgente”.
Pero no es cierto que todos pueden dialogar con la jefa de Gobierno, aunque sea unos minutos, o por lo menos no pudo hacerlo María Concepción Servín Pereda, quien busca a su hijo, desaparecido desde el 30 de noviembre en la colonia Pro-Hogar, en Azcapotzalco.
“Estamos desesperadas. Salimos a buscarlo a las 3 de la mañana, por todos lados. Pagamos un taxi para gritarle. Es desesperante. Tenemos la esperanza de que nos apoye y que nos muestren las cámaras para ver por dónde él giró o ubicarlo dónde está…”, dice.
José Eduardo Alfaro Servín es originario de Michoacán. No conoce la ciudad y padece de sus facultades mentales.
María del Rocío Vilchis Espinosa canalizó a la mujer y a su hermana a la mesa en la que despachan funcionarios de la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México.
“El día que se perdió pedimos ayuda para que él no avanzara. Él está malito, avanza, avanza, camina. Se fue en puras chancletas y no lleva ropa. No apoyaron en ningún sentido”, dijo.
Confía en que recibirá la ayuda y abandonan el salón poco antes de las 7:00 horas, al mismo tiempo en que la jefa de Gobierno se disculpa porque debe salir. La espera la sesión del gabinete de Seguridad.
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