Redacción ejecentral
En la población activa mundial solo el 49.6 por ciento de las mujeres en edad de trabajar tienen un empleo remunerado, frente a un 76.1 por ciento de los hombres en le mismo caso. Pero aún hay más, una abrumadora mayoría de ellas labora en la economía informal, subvencionando el trabajo de cuidados y doméstico, y se concentran en empleos con bajos salarios y menos cualificaciones, con poca o ninguna protección social.
Por ello, ante el cambio vertiginoso del mundo laboral que por un lado con avances tecnológicos brinda oportunidades sin precedentes a quienes pueden acceder a ellos y por otro con un aumento del trabajo informal, la desigualdad de ingresos y las crisis humanitarias, Naciones Unidas alerta sobre las consecuencias significativas para las mujeres en el futuro próximo.
En el marco de la celebración de las Naciones Unidas el 8 de marzo exhorta a todos los actores a dar un paso por la igualdad de género, en busca de cumplir en 2030 el tener un planeta 50-50, para garantizar que el mundo laboral beneficie a todas las mujeres.
Sólo 4% de empresas líderes las dirige una mujer
De las direcciones generales de las 500 empresas líderes en el mundo, solo cuatro por ciento son ocupadas por una mujer, es decir 20, de acuerdo con un conteo realizado por ONU Mujeres.
Las mujeres en el mundo están insuficientemente representadas en puestos con responsabilidad de toma de decisiones y en campos como la ciencia y la tecnología y su labor se concentra en empleos menos remunerados, de menor cualificación y mayor inseguridad laboral.
El conteo precisa que a nivel mundial, 23 por ciento de los escaños parlamentarios es ocupado por mujeres, mientras que por sector productivo, el que más empleo da a mujeres es el de servicios, que representan 61.5 por ciento de sus empleados.
Le sigue la agricultura, donde del universo total laboral una cuarta parte son mujeres, mientras que en la industria solo representan 13.5 por ciento de la fuerza de trabajo.
Los datos que compiló esta entidad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) muestran el camino que aún deben recorrer las mujeres.
Empleo no remunerado
Desde limpiar y cocinar hasta recoger agua y leña o cuidar de niñas/os y personas mayores, las mujeres asumen una carga desproporcionada de trabajo no remunerado en todo el mundo.
El trabajo no remunerado sustenta la economía y a menudo suple la falta de gasto público en servicios sociales e infraestructura.
De hecho, se calcula que el trabajo no remunerado y el empleo del hogar alcanzan un valor equivalente a entre un 10% y un 39% del Producto Interno Bruto mundial. Esto significa que puede contribuir más a la economía que la industria, el comercio o el sector del transporte.
También sufren más el desempleo
En materia de desempleo, la falta de trabajo afecta más al sector femenino que al masculino. Mientras la tasa mundial de desempleo es de 5.8 por ciento, entre las mujeres es de 6.2 por ciento y 5.5 entre lo hombres.
El desempleo juvenil es también más acusado entre mujeres, con 13.9 por ciento, mientras que entre los jóvenes es de 12.5 por ciento.
Sin embargo, la brecha se dispara en la tasa de desempleo juvenil de mujeres en África del Norte y los países árabes, donde prácticamente duplica a la de los hombres, situándose casi en 44%, pese al incremento del nivel educativo que se observa entre las jóvenes en dichas regiones. Lo que sugiere que la educación, por sí sola, no puede superar las barreras estructurales que existen en los mercados de trabajo.
En salarios la investigación indica que por el mismo trabajo, las mujeres ganan 77 centavos de cada dólar que ganan los hombres, pero si la mujer tiene hijos, la brecha salarial crece y son más vulnerables, sobre todo en África subsahariana y Asia meridional.
La brecha salarial es una causa fundamental de desigualdad a lo largo de toda la vida. Al ritmo actual, tardará 70 años en equipararse, advierte ONU Mujeres y destaca la importancia y lo crucial que son las políticas laborales.
Nuevas desigualdades para las trabajadoras
Hoy las mujeres están expuestas a nuevas desigualdades, como el limitado acceso a la protección social, en particular a las pensiones de vejez y enfrentan mayores limitaciones para conciliar responsabilidades familiares con empleo remunerado como la falta de flexibilidad de los horarios de trabajo y las limitadas licencias de maternidad y paternidad que las hace más vulnerables lo que ya se conoce como “la penalización de la maternidad”. En África Subsahariana y Asia Meridional, la brecha salarial de género es de un 31% y un 35%, respectivamente, para las mujeres con hijos, en comparación con el 4% y el 14% de las que no los tienen.
En licencias de maternidad y paternidad, las normas mínimas establecidas por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) solo son cumplidas por 63 países.
La OIT ha establecido que las madres deben de disfrutar de al menos 14 semanas de licencia de maternidad retribuidas, pero en los hechos, solo 28 por ciento de las mujeres trabajadoras del mundo disfrutan de algún tipo de licencia de maternidad remunerada.
Las mujeres además representan el 73% de la población en el mundo que carece de acceso a la protección social o sólo disfruta de un acceso parcial a ésta.
Por su menor participación en el mercado laboral y la tendencia a cobrar salarios inferiores y a disfrutar de un acceso al crédito y otros recursos, las mujeres tienen menor acceso a instrumentos de protección social de carácter contributivo, como las pensiones y la prestación por desempleo e incluso al seguro de salud.
Y los datos son reveladores, casi 65% de quienes superan la edad de jubilación y no recibe ningún tipo de pensión ordinaria son mujeres. Esto significa que 200 millones de mujeres de edad avanzada viven sin ingresos regulares procedentes del sistema de protección social, frente a 115 millones de hombres.