Agua embotellada: más problemas que beneficios

16 de Abril de 2024

Eduardo Penafiel

Agua embotellada: más problemas que beneficios

Eduardo Penafiel

Está comprobado que tomar por lo menos un litro de agua al día reduce el hambre, ayuda a la digestión, alivia el dolor de cabeza, combate la fatiga, contribuye para perder peso y disminuye la probabilidad de enfermarse, entre muchos otros beneficios. Y aunque la famosa frase de “bebe por lo menos dos litros de agua al día” tiene poco sustento a nivel científico, esta ha tenido una influencia positiva para el consumo de agua en nuestra sociedad, especialmente durante la última década. La tendencia del bienestar impulsada por las grandes marcas de agua embotellada y su comunicación, así como por doctores, nutriólogos y health coches que recomiendan tomar mucha agua para llevar un estilo de vida más sano, nos ha posicionado como el país que más botellas de agua consume, lo que se traduce en 480 litros de agua al año per cápita. Esto debería de sonar como una cosa positiva pero en realidad es muy diferente, ya que el impacto ambiental en un país que no acostumbra separar la basura (y ponerla en su lugar) para reciclar es muy fuerte. Otro grave problema en nuestro país es la desconfianza que existe ante los servicios de agua potable, una responsabilidad del gobierno y que además, el acceso a estos servicios es un derecho constitucional. En teoría y según cifras de expertos en la materia, 94% de los mexicanos tienen acceso al agua potable con una fuente a no más de mil metros del hogar (una exigencia de la OMS), pero problemas de infraestructura y abastecimiento ponen en duda la calidad del agua y ocasiona que en muchos casos no sea adecuado beberla directamente de la fuente. La basura que generan las botellas de plástico debido al consumo de agua embotellada no es solamente un problema de México, es un fenómeno que a nivel mundial representa el consumo de un millón de botellas por minuto, una cifra preocupante que además se espera que crezca en casi 20% para 2021. Y aunque la mayoría de estas botellas de agua están fabricadas con PET, un compuesto químico altamente reciclable, es tan alto el volumen de consumo que es imposible recolectar todas estas botellas y mucho menos reciclarlas. Del total de botellas de plástico compradas durante 2016, alrededor del mundo, una cifra que alcanza cerca de 480 billones entre refrescos y agua, menos de la mitad son recolectadas de manera efectiva para reciclaje y solamente 7% de estas se convierten en nuevas botellas. Esto ocasiona que la mayoría de ellas se queden en depósitos de basura durante décadas y otras terminen contaminando los océanos del mundo. Este fenómeno también tiene un fuerte impacto en nuestra salud, a tal grado que las personas que consumen mariscos o alimentos del mar llegan a ingerir hasta 11 mil pequeñas piezas de plástico en un año.Lo mismo sucede con las botellas que terminan en los campos, sembradíos y zonas agrícolas, donde una diversidad de alimentos que compramos hoy en supermercados pueden traer toxinas derivadas de la descomposición de estos plásticos. Como siempre, estamos esperando a que algo grave suceda para estar más conscientes de las consecuencias que este problema ocasiona, pero la realidad es que la magnitud del problema se manifiesta hace tiempo frente a nosotros. Se puede ver en las playas alrededor de nuestro país, en los basureros y en la basura en las calles, y en las recientes inundaciones donde parte de la basura que tapa coladeras y vías de desahogo está compuesta por estas botellas de plástico. Es importante entender que es parte de nuestra responsabilidad generar el cambio y que el consumo desmedido de agua embotellada nos hace cómplices de un fenómeno que poco a poco destruye nuestro medio ambiente y afecta nuestra calidad de vida. Filtros de agua, garrafones, termos y envases de vidrio reutilizables, las alternativas son muchas. No hay pretextos.