La tecnología es el canal, pero la información es nuestra

19 de Abril de 2024

Eduardo Penafiel

La tecnología es el canal, pero la información es nuestra

Eduardo Penafiel

Con mensajes instantáneos, aplicaciones como WhatsApp y redes sociales como Facebook, la tecnología ha permitido que las personas y la sociedad en general se comuniquen y se organicen de una forma más efectiva. Los miles de mensajes, fotografías y videos que se publican diariamente, permiten una interacción rápida, efectiva y continua. Al menos en teoría debería de ser así.

El temblor del pasado 19 de septiembre, expuso a un gobierno poco reactivo y operante, incluso al grado del analfabetismo digital, lo que empujó a la sociedad a organizarse rápidamente, asumir la responsabilidad para ayudar y apoyar a quienes más lo necesitan, aprovechando todas las herramientas tecnológicas a su alcance.

Sin desmeritar el apoyo de grandes compañías, como Google que han puesto a disposición de los mexicanos grandes herramientas como el mapa de crisis, la mayoría de la información generada ha sido alimentada o introducida por nosotros, los civiles. A cambio de toda esta información, se nos permite utilizar de manera gratuita sus servicios, como si fuera una especie de acuerdo establecido entre las compañías y la sociedad civil.

En esta era de la información o era digital, los datos que generamos diariamente tienen un valor que muchas veces como usuarios no percibimos o pasamos por alto. En situaciones como la que estamos viviendo en estos días, esta data tiene un valor único y debería de asistir a las autoridades a ser mucho más organizadas y reactivas, sabiendo qué sucede en cada lugar, qué se necesita y el contexto alrededor de edificios en peligro, derrumbes, centros de acopio y demás aspectos claves.

Pero la realidad ha sido muy diferente, ya que a más de una semana del terremoto, la sociedad civil es la que ha hecho y sigue haciendo el trabajo que las autoridades no han podido realizar.

Una vez que nos levantemos como siempre lo hacemos en este país, poco a poco regresaremos a lo cotidiano. Nuestros teléfonos recibirán mensajes con recomendaciones de comida, películas y promociones de tiendas, además de los correos habituales de trabajo.

Cuando esto suceda, no podemos dejar que este regreso le quite presión a todas estas instituciones que para esas alturas, ya contarán con información muy valiosa, generada por y para nosotros.

Información que podría utilizarse para mejorar desde los servicios de emergencia, salud y sistemas de gobierno, hasta influir en la forma como se construyen edificios y se rehabilitan espacios públicos, entendiendo mejor las necesidades que tiene la sociedad ante este tipo de catástrofes.

Una evidencia de esto, es el reflejo de lo que hoy se vive en las calles de la Ciudad de México y demás estados y municipios afectados por el sismo del pasado 19 de septiembre, en donde toda esta información debería de tener a las instancias de gobierno en las primeras filas, con instrucciones precisas sobre qué hacer y con las herramientas necesarias, no a los miles de voluntarios que siguen esperando el apoyo de las mismas.

La transparencia y autenticidad en el uso de la información, debe de empujar el cambio hacia productos y servicios que asistan a gobiernos y autoridades locales a mejorar la calidad de vida de los habitantes. Como consecuencia, debería también mejorar su capacidad de reacción y ayuda que una vez más, ha representado un duro golpe a nuestra realidad, exponiendo las deficiencias de nuestras instituciones.

La información generada por la sociedad debe de ser el mejor aliado para fomentar un cambio que nos beneficie y mejore la calidad de vida de todos.

Estoy seguro que en futuro no muy lejano, toda la información tendrá un costo que le será retribuido directamente al usuario que la genere.