Transporte público: la gasolina de las grandes ciudades

17 de Abril de 2024

Eduardo Penafiel

Transporte público: la gasolina de las grandes ciudades

EDUARDO

Los centros de la ciudades se han convertido en sinónimo de poder económico, vitalidad y una mejor calidad de vida. Para las generaciones más jóvenes, esto también representa vivir en un lugar más atractivo, creativo y con más oportunidades.

Cuando un gobierno se da cuenta de esto, generalmente invierte más fuerte con foco en mejorar la infraestructura para que los negocios se fortalezcan, aumentando las oportunidades de trabajo y ofreciendo mejores estándares de calidad de vida.

Pero un aspecto clave para que esto prospere es un sistema de transporte público capaz de atender y mover a las millones de personas que habitan la ciudad. Un ejemplo claro de esto son Nueva York y Boston en Estados Unidos, consideradas de las ciudades más innovadoras gracias a un sistema de transporte público que es seguro y capaz de brindar un servicio eficiente todos los días. El impacto positivo que esto genera logra que un nuevo inquilino que llega a Nueva York llegue a ahorrar hasta 10 mil dólares al año al cambiar su auto por una pase anual del metro.

Este tipo de factores logran que con el paso del tiempo, las personas dejen de ver al transporte público como el medio para los pobres, las diferentes clases sociales convivan en sus trayectos y la seguridad mejore a tal grado que los niveles de delincuencia se reduzcan de manera considerable.

Hoy cerca de 9 millones de personas viven en la Ciudad de México y con esto el tráfico, la congestión vehicular y la saturación en el transporte público es algo muy habitual. Y aunque llevamos muchos años así, esto no evita que las generaciones más jóvenes que viven en las afueras de la ciudad y en otros estados quieran migrar hacia la ciudad en busca de oportunidades y una mejor calidad de vida.

El impacto de este fenómeno es muy grande ya que según datos recientes del INEGI, hoy existe una población flotante que asciende a más de 1,700,000 personas que diariamente llegan a la Ciudad de México, provenientes principalmente del Estado de México, Hidalgo y Morelos.

Pero en la CDMX a diferencia de las ciudades más innovadoras del mundo, da la impresión que se promueve y se incentiva la venta de automóviles sobre el uso del transporte público, algo que trae como consecuencia que cada año se sumen 250 mil automóviles a un parque vehicular que hoy ya supera los 5 millones. El espacio que requieren estos automóviles no solamente afecta las vialidades, la saturación y los tiempos de traslado, sino que al tratar de buscar un equilibrio, proyectos como el Metrobús que eliminan un carril en las principales avenidas de la ciudad son difíciles de explicar y comprender.

Parece que el gobierno no ha entendido que tener un transporte público eficiente no solamente es para beneficio los usuarios, ya que está comprobado que las ciudades que invierten en él reducen tiempos de traslado, costos de operación y mantenimiento de calles, además de ser la solución más efectiva en contra de la contaminación. Además, también promueve desarrollos en zonas de alta densidad, reduciendo el costo económico y el impacto medio ambiental. También se promueve la actividad física y caminar, factor que hace que se pague y se precie más el metro cuadrado en oficinas, comercios y multifamiliares.

Con todos estos beneficios, los habitantes de la CDMX y los que llegan diariamente, están esperando mejoras y soluciones de un transporte público que no ha funcionado como debe desde hace muchos años, pero también esperan información clara y transparente acerca de sus inversiones y su impacto, algo que demuestre que los intereses de los gobernantes son por el bien de sus habitantes y la ciudad.

La migración a las grandes ciudades no va a parar pronto y un gobierno que no se prepara para esto, está destinado a fracasar. Más gente viviendo en el mismo sitio genera dinamismo y crecimiento, pero en el caso de una mala planeación, genera caos.