Las concentraciones realizadas por las izquierdas del PRD y Morena durante sábado y domingo revelan el enorme crecimiento de ese segmento ideológico partidario. Una fue un empeño desesperado por acreditar vigencia y la otra lo fue para ampliar un ímpetu expansivo.
Mientras, el PRI y en menor medida el PAN, se han distanciado de sus posibilidades representativas de la mayoría nacional.
Como significativamente fue registrado en la elección de Oaxaca en 2016, las izquierdas, de existir convergencia, habrían dominado entonces y dominarían contundentemente la elección del 2018.
Hoy en el PRD el desconcierto y el atrincheramiento en el poder de grupitos es tan grande como en Morena lo es la percepción de certidumbre y el despliegue de asertividad. Con todo, nadie descarta del todo un acuerdo convergente que resolvería el tema de la fortaleza de esa opción electoral con toda claridad.
EL PRD no está muerto sino herido gravemente. Su capacidad movilizadora-acarreadora mantiene cierto peso como quedó demostrado este fin de semana. Sus principales figuras y líderes de corrientes no ostentan directamente posiciones de gobierno y quienes las tienen ni siquiera asumen como ventaja ser miembros del PRD como el caso del jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, u operan directa y fundamentalmente con la Presidencia de la República desde los gobiernos de los estados.
El voto ya no está asociado con el acarreo en los principales centros urbanos de elección como se demostrará en el Estado de México lo cual fortalece el potencial de victoria de candidaturas con arrastre y credibilidad.
Sin una alianza estratégica general con el PAN o con Morena el PRD será simplemente irrelevante en el 2018.
La afirmación de su desacreditada dirigencia, en el sentido de que en Morena hay “cartuchos quemados” es una falacia y es políticamente equívoca.
Es básicamente el eco elemental de lo que se dijo en 1989 respecto del PRD cuando también se integraron ex priistas y ex servidores públicos desprendidos del sistema o, por ejemplo, dos años antes cuando fue formada la Corriente Democrática, precisamente por dos “cartuchos quemados” como fueron señalados personajes priistas de la talla de Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo.
Por supuesto que el tema de la consistencia ética de los integrantes de todos los partidos debe estar siempre abierto a debate. En éste no ignoremos cómo se construyen los partidos y los movimientos sociales: como se quiere y como se puede.
Claro que hay “cartuchos quemados” y uno más “nuevos” reclutamientos cuya reputación nadie desea discutir, por ahora, en la medida en que son síntomas del fortalecimiento de Morena, pero no necesariamente acreditan su mejor criterio de selección a juzgar tanto por la información disponible, el sentido común y hasta por las chifladeras registradas este domingo en el “Acuerdo de Unidad” ante la mención de adhesiones de individuos provenientes de partidos como PRI, PAN, Verde, Movimiento Ciudadano y hasta de algunos senadores del PRD.
De otro lado, en contraste con la masiva y corporativa manifestación perredista, la consistencia del mitin encabezado por Andrés Manuel López Obrador, por supuesto relacionada con el volumen de asistentes, pero sobre todo vinculada con la atención y seguimiento interesado cuando no admirativo del liderazgo del tabasqueño, agrega credibilidad a las probabilidades de integración de un gobierno de izquierdas en 2018.
Imposible olvidar que en 2006 AMLO tenía en su mejor momento una ventaja de 10 puntos porcentuales sobre el PAN. Una distancia aun no alcanzada. Sin embargo, el desplome del PRI y la indefinición de la coalición o alianza que lo enfrentará, beneficia provisionalmente a Morena.
Las izquierdas tienen hoy más confianza del electorado, de acuerdo incluso con los estudios de la Presidencia y de la Secretaría de Gobernación y sus adversarios, divididos, inhabilitados aparentemente para la comprensión de la coyuntura y azorados por su ausencia de creatividad y liderazgo respecto del escenario nacional e internacional, no se han podido a movilizar los elementos humanos, analíticos y operativos que pudieran acortar la distancia.
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