El derrumbe de los peligrosos

23 de Abril de 2024

Salvador Guerrero Chiprés

El derrumbe de los peligrosos

salvador guerrero

Todos queremos salvarnos.

Intensificada por los sismos y la desventura previa de la violencia política y social, nuestra desazón no va a encontrar fácil aliciente en el comportamiento post 19-S de los políticos más poderosos.

En cuanto nos distraemos y luego de la tristeza, la impotencia, la solidaridad y la tragedia, en ese instante, se rehace el escenario de andadas y gestos que los representan y que repudiamos.

De entre los que juegan golf después del uso privado del helicóptero público, quienes se solazan en la sexualidad desde la oficina donde contratan a personas “imposiblemente guapas”, como dice alguno de ellos de manera brutal o aquellos que se divierten mientras deciden momentos clave de la ejecución de políticas públicas o de asignaciones presupuestarias, esas políticas y políticos nos asombran todavía.

Manuel Buendía habló en los 80 de la peligrosa “mafia de mediocres” del poder mexicanos respecto de la cual había que blindarse ciudadana y cuidadosamente.

Esa mafia se ha enraizado y no la derrumban sismos ni violencias intermitentes.

Estamos ante una restauración capitalina con tibiezas y una morelense o oaxaqueña sin claridad pública y sin contundencia programática percibida por y para los damnificados que, en el caso de Juchitán o Jojulta, impacta directa o indirectamente a más de la mitad de la población.

De ellos no vendrá ninguna restauración ética.

Sin sentido de disciplina y eficiencia, sensibilidad y emoción pública, esos individuos quieren mantener el poder.

Lo conseguirán si en la dispersión del voto los realmente independientes así como aquellos que salen de un partido político para parecerlo y los que han rectificado el camino, si acaso, y quienes lo inician en la vida pública, no resuelven el acertijo enfrente de ellos: acumular fuerza ciudadana sin contribuir al mantenimiento de un estado de cosas reprobado por estándares internacionales y que cobija a esa clase política hipócrita y aun predominante.

Lo conseguirán si los dos principales contendientes los funcionalizan para su beneficio y en contra de un proyecto incluyente de nación.

El relato de las tres mujeres que sobreviven en el edificio colapsado de Escocia en la Del Valle, sin rescatistas ni brigadistas -se retiraron por una alarma de fuga de gas-, preparadas para la emergencia imprevisible gracias a una de ellas y con una determinación y suerte superior al de miles más que han vivido en el mundo la tragedia del colapso de sus casas, es ejemplar.

Salieron de entre los escombros con su propia fe, intuición, conocimiento, suerte y acción.

Ojalá que, como ellas, tengamos todos lo necesario para salir del derrumbe de la vida pública advertida en el México actual.

La ciudadanía también quiere escaparse del derrumbe de las elites y de algunos de entre ellas que nos quieren “salvar”.

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