La beca entregada por Conacyt a Alfredo del Mazo Maza, candidato al gobierno del Estado de México, tiene una serie de aristas que me parece relevante seguir.
La primera de ellas es saber si realmente concluyó los estudios para los cuales se le aprobó el respaldo del erario en agosto de 2000.
En algunos perfiles curriculares promovidos por su equipo político aparece como quien cursó “estudios de posgrado”, en otros “maestría”. Ojalá que haya al menos concluido algunos de los que inició y podamos saber exactamente en qué condiciones.
El segundo tiene que ver con la índole de la generosidad de las instituciones mexicanas para con los nietos de los cachorros del régimen hegemónico hasta el 2000, cuando Del Mazo recibió, al mismo tiempo que la del Conacyt, otra beca, ésta de Pemex. Había ganado el PAN y su caso no fue el único de entre varios centenares que están apoyados por llamadas privadas a los funcionarios del primer nivel del Conacyt, entonces dirigido por Carlos Bazdrech.
De acuerdo a los documentos ya publicados hace una década por Reforma y Proceso, Del Mazo carecía del título de licenciatura y de la antigüedad requerida para ser respaldado financieramente por la paraestatal.
Cuando vi su nombre en la lista de quienes estábamos aprobados para estudiar en el extranjero en aquella promoción del 2000, en mi caso a un programa de doctorado en la escuela de gobierno de la Universidad de Essex, pensé en lo inequitativo de una competencia en que seguramente muchos estudiantes con mayores merecimientos y menos recursos quedan fuera. La familia de Del Mazo pudo pagar directamente a Harvard sus estudios sin recurrir al presupuesto. Su papá y su abuelo ya habían sido gobernadores. Sabemos que los hijos de los gobernadores tienen un importante legado económico.
Después de una serie compleja de requisitos que incluyeron estudio socioeconómico, aceptación de una universidad a determinada propuesta y recomendaciones de académicos, parece inequitativa la preferencia que tienen unos y otros.
Las reglas de operación del Conacyt han cambiado. Es probable que con el discurso de los mismos derechos para todos haya registro de inconsistencias sobre la justicia para todos cuando las becas debieran orientarse exclusivamente a quienes no pueden pagarlas, especialmente en el extranjero.
El actual director de Conacyt, Enrique Cabrero, comenzó la respuesta a nuestra solicitud de acceso a la información con la absurda sugerencia de que hiciéramos nuestra petición por una vía distinta a la que exigimos -vía correo electrónico- en lo que se anuncia será el aletargamiento para evitar la respuesta sobre los montos y obligaciones contraídas por Del Mazo antes de las elecciones en el Estado de México.
Del Mazo propone programas de becas y salario rosa. Si propone transparencia y urgencia para responder a los ciudadanos podría bien llamar a Cabrero como lo hicieron sus familiares y padrinos en el 2000 para que le entregaran un par de becas sin siquiera estar titulado.
Apostemos a la recuperación de la confianza cuando ocurra la alternancia mexiquense. confianzafundada.mx @guerrerochipres