¿Maza a Del Mazo?

19 de Abril de 2024

Salvador Guerrero Chiprés

¿Maza a Del Mazo?

Salvador

Alfredo del Mazo Maza es el precandidato único del PRI a la gubernatura del Estado de México a partir de este lunes, de acuerdo con la normatividad de ese partido, y no es fácil identificar si en su apoyo y desde la propia voluntad del aspirante hay perseverancia o necedad.

Consanguíneo del presidente de la República, Enrique Peña Nieto, y tercero de la familia del mismo apellido paterno que aspira a la gubernatura de la entidad con mayor número de electores, podría convertirse en el único en no lograrlo.

En 2011 intentó la candidatura, pero frustró su ambición la presión de los grupos de poder diferentes del encabezado por Peña y en respaldo de Eruviel Ávila quien tenía una fuerza territorial capaz de hacer perder las elecciones en el PRI en ese momento si emigraba a otro partido.

Del Mazo Maza tiene un reto considerable que no podrá resolver si la oposición, especialmente de Morena, dada la ausencia de otras oposiciones relevantes ante el debilitamiento voluntario del PRD desde el municipio de Netzahualcóyotl y la ausencia de claridad en el PAN, además, el deterioro continuo del PRI a nivel nacional, según reporte universal de las encuestas a la mano.

Un desafío central para Del Mazo Maza es identificar cuándo la asociación con Peña es positiva, central sin duda para su nominación, anunciada unas horas después de entrevistarse con el presidente en Los Pinos, y por supuesto indispensable para la decisión de movilizar políticas públicas federales y recursos para la campaña desde el control nacional y local del partido, y cuándo no lo será: ¿cómo impedir que el conjunto de las percepciones negativas de lo federal y lo partidista y el ascenso de Morena impacten su nominación?

En el Estado de México se verificará el peso del nuevo fenómeno entre la base priista consistente en decidir una forma de voto útil ante la reedición de la operación “de las familias” mexiquenses poderosas dentro del PRI en contra de otras opciones y el ascenso de oposiciones de derecha e izquierda a nivel especialmente nacional.

Desde esa entidad se decide parte de la elección presidencial y la base del PRI tendrá que elegir como se prepara para votar para fortalecer a una u otra de las opciones que parecen perfilarse en los primeros dos sitios en la preferencia nacional.

De ahí que cabe la pregunta si es un tema de perseverancia o necedad el haber nominado a un candidato que no parece contar con el arrastre popular o del reconocimiento interno priista para ganar en situación de competencia a Morena en la antesala del 2018.

También de ahí responder a la pregunta que continua en circulación acerca de la importancia de generar una candidatura presidencial en que la decisión presidencial del primer priista del país esté acompañada de consensos mayores que los evidenciados en el Estado de México.

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