Juanzepedismo como forma inferior de la sobrevivencia

24 de Abril de 2024

Salvador Guerrero Chiprés

Juanzepedismo como forma inferior de la sobrevivencia

salvador guerrero

El juanzepedismo —una sugerencia de nombre como podría ser el juanperizmo— es una forma inferior e inevitable de la política.

Sus características podrían permitir a la actividad pública mexicana la aportación al mundo de un objeto relativamente nuevo para el análisis de la ciencia política y de la búsqueda del poder y el dinero sin evidencia alguna de aportación clara y medible para la sociedad civil.

Estas son sus peculiaridades:

Tiene antecedentes en las rémoras y vestigios de partidos históricos; es resultado del intento de terminar con procesos de segmentación infinitesimal; implica alianzas pragmáticas sin discusión con sus bases; se presenta como más joven y cercano a “los millenials” o sus equivalentes representativas de “los jóvenes” en cada coyuntura y anticipa un deterioro histórico de la presencia pública de los partidos o actores integrantes aun cuando algunos de ellos, a cambio de su proceder, puedan ser senadores o incluso gobernadores.

El juanzepedismo tiene antecedentes en organizaciones como el PARM, el PPS, el PFCRN -el llamado ferrocarril- el PST y otros agrupamientos que supieron cuándo intercambiar sus “principios programáticos” o “esencia ideológica” por la sobrevivencia económico-política de las familias que controlaban esos partidos o grupos predominantes en ellos.

Ocurre cuando la segmentación interna de la política dentro de un partido, de aquellos que fueron de izquierda —el PRD— o de derecha —el PAN— se generaliza.

Implica desplazar internamente a los mejores candidatos, según la medida de su reconocimiento exterior y desconocer o aceptar como imposible la conquista de un objetivo estratégico para el mayor conjunto de la sociedad, con tal de imponer en su lugar a aquellos quienes sin contar con esa aceptación social, controlan los instrumentos de decisión interna principalmente mediante el dinero.

Existen rasgos de juanzepedismo prácticamente en todas las organizaciones. Implica básicamente el desplazamiento del mérito de los otros para vigilar los intereses y la permanencia de un grupúsculo cuasi familiar.

Primer ejemplo. En el PRD en el Estado de México, una tribu —ADN, según fuentes publicadas por Proceso— compra los votos para imponerse a otra tribu —en ese caso NI— a modo de vender la franquicia a un postor mayor, —en este caso el PRI— para impedir que una oposición más poderosa, —en este caso Morena—, se haga de la posición de poder en disputa en cualquier elección, en ese caso la gubernatura.

El juanzepedismo crece en el contexto de un juego o un objetivo superior que se niega públicamente a reconocer pero cuya intuición le permite encarecer su peso real. En el caso del Edomex, una gubernatura estratégica en la disputa por la Presidencia de la República a cambio de posiciones personales y una alianza posterior aún más lucrativa.

En ese primer momento, de oferta y disputa por las posiciones, se deploran las alianzas. Cuando el juanzepedismo se acrecienta se amplía la aceptabilidad de los acercamientos y los acuerdos con el enemigo más opuesto “programática e ideológicamente”. Entonces sí se aceptan alianzas y declinaciones.

Se sonríe ante las alianzas apresuradas aunque el nerviosismo por la decisión vaya generando calosfríos en el propio cuerpo y en el de las audiencias.

Ocurre también cuando en el PAN, otro ejemplo, un grupo controlado por el presidente del partido, excluye a candidatos más competitivos en la opinión pública, como Margarita Zavala, orillándolos a su automarginación.

El juanzepedismo trata de reconstruir, sobre lo que queda de ellos, una apresurada coalición de fuerzas internas y externas a sabiendas de que se está colaborando con el predominio de aquella fuerza mayor a la que se dice oponer, ahora el PRI.

El juanzepedismo, sin embargo, es una forma cronológicamente superior pero lógica y éticamente inferior del oportunismo pragmático a la de los partidos antiguos y desaparecidos aquí citados, en la medida en que, no está consultada su estrategia con las bases de sus respectivos integrantes cuando pudiera hacerlo beneficiado por la madurez de la sociedad y la disponibilidad de las nuevas tecnologías y omite mirar, además, el desfondo que anuncia su propia existencia a cambio de que quienes la encabezan sobrevivan la tormenta que venga.

Ocurre en la víspera de la autocalculada menor votación histórica para las fuerzas que lo integran. Se presenta como más juvenil y cool que el resto de las opciones políticas.

Sus dirigentes y representantes pueden tener edades cronológicas menores pero sus hábitos y comportamientos son tan antiguos como los de las rémoras de los partidos históricos posteriores a la Revolución Mexicana, donde el dinero y el poder sin utilidad pública establecieron un maridaje de corrupción.

confianzafundada.mx