Una absurda confidencia

24 de Abril de 2024

Diana Loyola

Una absurda confidencia

DIANA LOYOLA

A mediados de los ochenta era común escuchar en la radio al dúo británico Wham!, George Michael entonando canciones como “Wake me up before you go go”, “Freedom” o “Careless whisper”. Todo mundo las cantaba, aunque fuera en “inglés casero” y no supieran de qué se trataban las letras. Una época maravillosa y divertida, fueron años en que la moda era vestir con colores neón, ir al cine a ver “Regreso al Futuro”, “Terminator”, “E.T.” o “Los cazafantasmas”, peinarse con mucho volumen, mousses, geles, listones y flecos altísimos… días en los que traer el hombro descubierto y mucho maquillaje era cosa habitual en las mujeres de casi cualquier edad en casi cualquier punto del planeta.

Por aquellos años yo tenía una compañera en la escuela primaria que viajaba a Inglaterra a visitar a su familia paterna, en ese entonces las modas tardaban en llegar a México un poco más que hoy en día, así que toda la generación estaba al pendiente de su regreso para enterarnos de qué iban las novedades en los siguientes meses. No voy a olvidar el día que llegó cantando (en su impecable inglés):

“I’m never gonna dance again

Guilty feet have got no rythm

Though it’s easy to pretend

I know you’re not a fool”

Pasaron muchas semanas antes de que la radio la programara día y noche, con la melodiosa voz de ese guapísimo (¡y joven!) George Michael. Mi compañera –en lo que supongo una adolescencia algo prematura- decía que George Michael era el amor de su vida y que no cejaría hasta ser su novia. Ya en la secundaria, en uno de sus viajes de verano, mi amiga consiguió tomarse una foto con la voz principal de Wham!, al presumirla nos decía haber tenido un romance con él y pasaba horas escribiendo cartas para su “beloved Michael”.

“Cuando nos casemos vamos a bailar Careless Whisper, que fue con la que conquistó mi corazón”. Esta frase terminó siendo predicción, pues el día que contrajo nupcias bailó esa canción con su esposo, quien muy orgulloso presumía haberle bajado la novia a George Michael.

El fatídico deceso del siempre guapo cantante este 25 de diciembre (vaya año para la música en el mundo), me instó a llamarle a mi amiga para darle mis condolencias, sabiendo el vínculo tan fuerte que tuvo con su música, con su voz, como la mayor fan que conocí nunca de George Michael. Lloraba, mi amiga lloraba su muerte. En un intento de animarla le pedí que me recordara la historia de su aventura, de aquel verano ochentero en el que consiguió ser su novia aunque fuera por unas horas.

“Te voy a hacer una absurda confidencia: Nunca pasó nada, esa foto fue en una firma de autógrafos, mi mamá consiguió que me abrazara”, mi reacción fue cantarle al más puro estilo de Pedrito Fernández el cover que éste cantó de Careless Whisper “Yo nunca volveré a bailar, con mis pies no sigo el ritmo, es difícil de creer se me olvidó bailar. Pensar que un amigo pueda terminar por una absurda confidencia…” y las dos rompimos a reír.

George Michael fue un sex symbol, siempre impecable, con gran estilo y aplomo. Un artista que sin duda supo sortear las décadas, las modas y las tendencias. Una pérdida más en este 2016, que nos ha salido caro en muchos sentidos, entre ellos el musical. En cuanto a mi amiga, también supo sortear todo: el tiempo, la confesión de GM de ser homosexual, los altibajos en su carrera… y mantenerse como la más fiel de las novias que pudo tener el cantante.

@didiloyola