A los muertos en su día

23 de Abril de 2024

Diana Loyola

A los muertos en su día

diana loyola

El 2 de noviembre es una fecha importante para la mayoría de los mexicanos. Es un día en el que celebramos la presencia de los ausentes. Sí, ese día se cree que las almas de los adultos que murieron, regresan a departir con sus familias, que los esperan con la comida que más les gustaba, su bebida preferida, la música que más gozaban… flores de cempasúchil y velas para mostrarles el camino de regreso a casa.

Es una fecha que se festeja con toda la alegría que nos puede generar volver a tener cerca a aquellos seres que amamos y que nos amaron. Es una fiesta que preparamos con esmero, con amor, con tiempo. Ya sea en el panteón o en las casas, los altares son personalísimos y están cargados de color, de delicias, de fotos, de velas y veladoras que lo iluminan todo con una luz tenue, suave, que da la bienvenida a vivos y muertos.

Las calaveritas de azúcar, de chocolate o de amaranto, el lado dulce de la muerte, siempre emperifolladas con flores de colores, con lentejuelas que hacen las veces de ojos brillantes, muchas con papeles metálicos en la frente donde podemos poner los nombres. Pero siempre lindas, siempre arregladas para la fiesta.

A veces esta costumbre de representar alegre a la muerte es la parte que más cuesta entender a culturas ajenas, donde la pérdida de un ser querido está sólo relacionada al pesar y la ausencia. En México, en cambio, la tristeza no es una invitada estos días, el amor y el deseo de abrazar el recuerdo de nuestros muertos, es la guía que nos conduce a cuidar esta tradición. Privilegiamos el recuerdo sobre el olvido, la presencia sobre la ausencia, la alegría sobre la tristeza.

Cada estado de la República mexicana tiene sus propias costumbres para celebrar esta fecha, sin embargo, en muchos pueblos, es común encontrar la danza de Los Viejitos, La Viejada, Los Huehues, Los Xexes o Los Huehuentones. Esta danza se caracteriza por hombres disfrazados y con máscaras de viejos, que al danzar, hacen el vínculo entre los vivos y los muertos, las ánimas pueden así entregar mensajes o los hombres pueden pedir a sus antepasados ayuda y bendiciones para que la siguiente cosecha sea buena.

El papel picado es una artesanía maravillosa rica en colores, representan escenas cotidianas, tantas como la imaginación nos dé. En algunas de ellas la famosa Catrina o humildes esqueletos, bailan, reparten pan en bicicletas, decoran sus tumbas, cocinan en anafres o presumen sombreros con plumas. Son un distintivo que adornan altares, casas, restaurantes, ofrendas, tiendas, mercados y cada espacio donde vibre la vida y la cultura. Movidos al viento, estos papeles picados son anuncio y algarabía festivos.

El pan de muerto es un tipo de pan que originalmente estaba asociado a estos días de fiesta (aunque ahora lo encontremos con muchísima antelación en los supermercados y panaderías), y varía en su forma, masa y perfume, según la región. En la Ciudad de México es común encontrar el pan cubierto de azúcar y “huesitos”, mientras que en Oaxaca es un pan de yema con una figura de alfeñique que representa al difunto, en la mixteca poblana el pan de muerto se elabora con la misma masa del bolillo y se le da forma humana, cubierto con azúcar blanca si es para niños y con azúcar roja si es para adultos. Se usa agua de azahar, ralladura de naranja, vainilla, yemas, ajonjolí y otros ingredientes que los distinguen, según su origen.

Si bien la celebración del Día de Muertos es una fiesta nacional que nos da arraigo e identidad, también es una fecha que nos representa ante el mundo, que nos distingue culturalmente y que tiene un impacto en el exterior. En estas fechas recordemos a nuestros cariños que ya se han ido, sin dejar de disfrutar la vida, agradeciendo la oportunidad del rencuentro, compartiendo nuestra cultura y llenándonos del alegre naranja cempasúchil.

@didiloyola