La abundancia de lo absurdo

19 de Abril de 2024

Diana Loyola

La abundancia de lo absurdo

DIANA LOYOLA

La coyuntura nos tiene un poco en jaque. Por donde lo veamos, los eventos políticos, sociales, la economía, el mundo y sus actores… y sus libretas llenas de “planas” con afirmaciones que tal vez (quiero pensar) hacían para acallar a la poca conciencia. Porque en nuestro plan divino original todos merecemos, todos somos creadores, de abundancia también claro. Pero cuando la abundancia personal es producto del robo, del abuso, de la ilegalidad y a costa del bienestar de miles de personas, es ridículo tratar de convencerse de que se es merecedor de abundancia, de esa, no gracias.

¿Pero de cuál si? Ser abundante es tener lo que se necesita cuando se necesita, o al menos así lo entiendo yo. Contar con los medios internos y externos para proveernos bienestar. Saber que hay amigos, cariños, momentos y experiencias gratas, cuando el alma y el ánimo lo requieran. La profusión de emociones positivas, sentir paz, tranquilidad y calma, o por el contrario, amor exaltado, gozo o alegría, son sinónimos de riqueza. Lo son.

La holgura económica sin duda es factor de prosperidad, y fuente inagotable de oportunidades. Sin embargo, de poca ayuda resulta cuando no hay herramientas internas, cuando el vacío interior no es factible de llenarse con cosas materiales.

“Sí merezco abundancia”, escribió repetidamente en sus diarios y libretas Karime Macías, esposa del ex gobernador (hoy prófugo) de Veracruz, Javier Duarte. Me cuesta creer el contexto en el que esas hojas fueron llenadas, “sí merezco abundancia”… me desgasta el enojo, la indignación y la repulsión que estas personas, enfermas de poder y riqueza, me generan. La tristeza total de pensar en los niños enfermos de cáncer y a sus papás, poniendo su esperanza y su salud en manos de agua destilada, en los periodistas privados de la vida y en la injusticia para el pueblo entero, por decir lo menos. Necesito refugiarme en ese lugar que he creado para mí, donde el silencio es total y la ausencia de juicio me permite respirar tranquila.

Veracruz es un estado mágico, lleno de comida maravillosa, de gente con el sol en el corazón, que bailan y celebran a la menor provocación, es una tierra generosa que ve nacer a personas que le sonríen a la vida y están conectados profundamente con ella. Minatitlán, Coatzacoalcos, Catemaco, San Andrés Tuxtla, Boca del Río. Orizaba, Xalapa, Nautla, Tuxpan… donde ponga uno el pie es bien recibido, el paladar es agasajado por las especialidades gastronómicas de cada región y la aventura es constante. Veracruz es bello y brilla a través de su gente.

Nadie soy para pensar quién merece y quién no, abundancia, pero ante los hechos, pido con fervor que el universo, Dios, la divinidad, el karma o quien se encargue, dé a cada uno lo que se merece. Si bien para algunos podría ser un halago, para otros una amenaza. Y he ahí la gracia del boomerang universal, lo que damos regresa con la energía multiplicada. Me es difícil ser objetiva y no mezclar lo que veo con lo que siento. La señora Macías y el señor Duarte superaron cualquier ficción, nada hay que pueda justificarlos.

Casos como éste me hacen darle razón a André Breton, cuando afirmaba que México es el país más surrealista del mundo. La realidad va mucho más allá de cualquier imaginación, el modo de maquinar robos de tal magnitud, de ejecutarlos de maneras intrincadas, de mentir flagrantemente, de fingir mientras todo esto se lleva a cabo… y repetirse numerosas veces que “si merezco abundancia”, es una trama que ni el mejor guionista cinematográfico podría replicar sin rozar la delicada línea de lo absurdo.

La duda ahora es qué sigue, qué va a pasar con Veracruz, con el dinero robado, con los niños engañados, con el pueblo empobrecido, con las muertes sin justicia. Abundancia sí, pero de verdad y para quienes han trabajado por ella.

@didiloyola