Mudanzas interiores

20 de Abril de 2024

Diana Loyola

Mudanzas interiores

DIANA LOYOLA

Hace tiempo escribí sobre la “mudanza interior” (término que una amiga terapeuta utiliza), que no es otra cosa si no el mudarnos internamente a un mejor lugar. Creo que todos estamos en ese proceso constante de generarnos o crearnos circunstancias más benévolas, sin embargo, hay quienes no están tan conscientes de su potencial de cambio.

Si empezamos por lo básico, debemos observarnos, darnos cuenta de cómo nos encontramos en nuestra piel, qué tan contentos o agradecidos nos sentimos con nuestra situación presente. ¿Qué sentimos? ¿En qué parte de nuestro cuerpo lo sentimos? La sabiduría del cuerpo es innegable, el cuerpo sabe, siempre sabe. Es cuestión de escucharlo, de acallar el ruido externo y prestar toda la atención a nuestras sensaciones. ¿Qué hacemos con estas impresiones que nos refleja el cuerpo?, para mí la respuesta es sólo una: Hacerles caso. El cuerpo nos mantiene al tanto de qué es y qué no es bueno para nosotros. Si hay ansiedad, angustia, necesidad, dolor o por el contrario, emoción, gusto o tranquilidad, el camino a seguir está aclarado.

Un poco más adentro está el “hacer cajas”. “El pasado sólo existe en la cabeza”, decía mi hija cuando tenía tres años y hoy le doy la razón. Hay muchas experiencias que podemos haber aprovechado, pero seguro hay muchas otras que están irresueltas, de las que no pudimos aprender o las que no supimos trascender. En una imagen donde la psique es nuestra casa, estas últimas experiencias constituyen el desorden, los trastos sin lavar, el polvo anquilosado. Si nuestra intención es mudarnos, haremos cajas con aquello que tenga un lugar, la prioridad la dictamos cada uno. Conforme avancemos, necesariamente tendremos que lavar esos trastos sucios, secarlos, acomodarlos; tirar lo que no sirve y al final empacar lo que sí nos sirve y que podremos acomodar en nuestro nuevo lugar. Lo mismo pasa con todo aquello que nos acontece, debemos entender qué nos sirve, qué nos hace bien y qué no, y decidir lo que nos va a acompañar a nuestra próxima casa.

Si queremos mejorar nuestra calidad de vida, será importante amueblar nuestro espacio, escoger lo que queremos poner dentro de nuestra zona. Ese proceso interno de autoconocimiento y reflexión, de elegir, de proponerse, de trabajar para dejar cada espacio como nos gusta. Para mí es importante tener un lugar de silencio donde puedo refugiarme cuando necesito paz, donde no hay juicio y la autoaceptación es total, ahí puedo guarecerme cuando el mundo me hace ruido, cuando el dolor, la indignación o el cansancio son abrumadores, ese espacio lo llevo dentro, lo lleno de flores, de colores, de música o de silencios, es un sitio íntimo e inviolable, la seguridad es integral y ahí me permito ser, con todas las emociones, con todos los contrastes, con todos los matices.

Somos responsables y creadores de todo lo que nos pasa. Si se presentan vicisitudes, siempre hay la posibilidad de decidir qué queremos hacer con ello, tenemos el poder del discernimiento, de la creación, del aprendizaje, somos seres con infinitas opciones. Podemos hacer una mudanza interna, prepararnos para vivirnos desde un mejor lugar, para aceptarnos y no padecer nuestra circunstancia, si no para aceptarla y elegirla.

Llegar a una nueva casa requiere planeación, logística, organización, creatividad. Todos los cambios son posibles si nos fortalecemos desde nuestro poder hacer. Un pequeño avance a la vez, un poco de ejercicio, hacer las cajas con lo que sí nos es útil, decidir qué comemos para nuestro mayor bien, todos los días un paso más allá. Y cuando menos lo esperamos, estamos listos para recomenzar.

@didiloyola