Las semanas por venir serán de fugas, desprendimientos y fracturas en los estados que elegirán gobernador, alcaldes y diputados locales. Los cacicazgos políticos y las enemistades domésticas provocarán fricciones partidarias a la hora de definir candidatos, pues pocos están dispuestos a hacerse a un lado y todos quieren jugar sus canicas.
La primera confrontación que ha salido a la luz pública es Chiapas, estado clave en la elección presidencial, pues puede proveer de entre 10 y 15% de los votos que necesita cualquiera de los candidatos para ganar la contienda.
De último minuto se registraron las tres alianzas que competirán por la gubernatura de Chiapas. La coalición Morena-PT-PES ya tiene en Rutilio Escandón a su abanderado; sin embargo, las nominaciones en PRI-Verde-Panal y en PAN-PRD-MC siguen en el aire, pese a que el priista Roberto Albores Gleason ya se registró, lo que provocó una desbandada de verdes que quieren que el postulado sea Eduardo Ramírez Aguilar.
Un factor que ha enrarecido la sucesión en Chiapas es la actuación del propio gobernador Manuel Velasco. Con el afán de blindar su “séptimo” año de gobierno, el mandatario verde pactó individualmente con todos los partidos y dejó crecer proyectos personales al interior de su gestión, lo que provocó una crispación política que no sólo ha frenado la designación de candidatos, sino que amenaza la gobernabilidad de Chiapas.
El gobernador Velasco tiene muy presente el caso de su antecesor Pablo Salazar Mendiguchía (2000-2006), el priista que se rebeló a los designios del centro, renunció al tricolor y se convirtió en abanderado de una coalición de ocho partidos que le dio a Chiapas su primera alternancia. Tras dejar el cargo, Salazar fue perseguido y pasó 17 meses en prisión por desvío de recursos.
›El Güero también tiene claro el caso del exgobernador Juan Sabines Guerrero (2006-2012), otro priista que se inconformó con la designación del candidato acordado desde la CDMX, y se fue a las filas de la oposición hasta convertirse en mandatario.
A diferencia de Salazar, Sabines siempre mantuvo canales de comunicación en el PRI “y hasta ayudó a financiar la campaña del candidato del PRI, Enrique Peña Nieto”, refiere el académico y analista José Adriano Anaya, quien agrega que la suerte fue completamente distinta para ambos exmandatarios, pues ahora Sabines es cónsul en Orlando, Florida.
Es bajo esta lógica que Manuel Velasco y los liderazgos de Morena negociaron facilitar la candidatura de Rutilio Escandón, a través de una encuesta que nunca se transparentó; el pacto con el partido de Andrés Manuel López Obrador descarriló las aspiraciones de Zoé Robledo, quien contaba con el apoyo de Juan Sabines.
En el instituto electoral de Chiapas existen numerosas quejas contra Escandón por actos anticipados de campaña, pues desde hace cuatro meses utilizó el cargo de magistrado presidente del Tribunal Superior de Justicia del estado para promover su imagen, sus redes sociales y sus posturas como prospecto para gobernador.
Las quejas nunca prosperaron. Una de las razones, según el investigador José Adriano Anaya, es porque Velasco le debe un favor a Escandón Cadenas, quien siendo la máxima autoridad de Poder Judicial estatal, ayudó al gobernador chiapaneco a cobrar una herencia.
Según el investigador, el experredista Rutilio Escandón operó para cambiar a la persona que fungía como albacea de Nelly Garrido, madre de Leticia Coello Garrido y abuela del gobernador chiapaneco. El representante legal de la fallecida era Fernando Coello, pero, a través de notificaciones falsas a los familiares, se logró cambiar al apoderado y, por tanto, el mandatario logró administrar los bienes de la abuela.
Las maniobras políticas de Manuel Velasco también afectaron al Frente por Chiapas, integrado por PAN, PRD y Movimiento Ciudadano. En este caso la víctima fue José Antonio Aguilar Bodegas, quien fue secretario del Campo en el gobierno de Velasco y que en diciembre pasado renunció a 40 años de militancia priista para comenzar negociaciones con PAN y PRD.
A principios de este año, la Fiscalía General del Estado inició una carpeta de investigación contra Aguilar Bodegas debido a “cuentas no aclaradas durante su gestión como servidor público”. Detrás de esa estrategia se teme que esté un pacto entre Velasco y Dante Delgado, líder nacional de Movimiento Ciudadano, quien pretende encumbrar a María Elena Orantes.
El gran misterio hasta ahora es saber cómo va a operar el mandatario chiapaneco para contener el cisma ocurrido en el Partido Verde local, tras la nominación del priista Roberto Albores Gleason como candidato de las cúpulas nacionales del PRI y del mismo Verde.
Fuentes del equipo de Eduardo Ramírez Aguilar, el dirigente estatal del Verde y presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso local, quien renunció a sus cargos y a su militancia por la “imposición” de Albores, informaron a ejecentral que el llamado Jaguar Negro no descarta competir con los partidos locales Mover a Chiapas y Chipas Unido (ambos satélites del Partido Verde y controlados por el gobernador) o incluso entablar negociaciones con PAN y PRD para ir con el Frente.
Ramírez Aguilar es hechura de Manuel Velasco, quien lo hizo secretario de Gobierno en la primera mitad de su gobierno y además le confío la tarea de robustecer la estructura electoral del Verde, partido que creció en los últimos años gracias a la afiliación de expriistas y al desmantelamiento del tricolor.
El Jaguar Negro, cuya renuncia está por ratificarse, es el arquitecto de una estructura electoral que en las elecciones de 2015 obtuvo, sin contar al PRI, más de un millón de votos. En los comicios para ayuntamientos, el Verde obtuvo 701 mil 324 votos, Chiapas Unidos logró 212 mil 365 y Mover a Chiapas 181 mil 021 sufragios, lo que da un total de un millón 94 mil 710 votos. Los dos partidos locales tienen más fuerza incluso que el PAN (120 mil 673 votos) y que el PRD (117 mil 715).
“En Chiapas lo que estamos viendo es una descomposición política debido a que ha habido alternancia, pero una alternancia viciada, que ha sido administrada con rencor y resentimiento”, opinó el panista Juan José Rodríguez Prats, chiapaneco y actual operador no sólo en la conformación del frente opositor PAN-PRD-MC, sino en la designación del candidato.
El expriista asegura que la llegada de Luis Enique Miranda, exsecretario de Desarrollo Social, como delegado del CEN del PRI en Chiapas es una señal de que “la misión es regar dinero para captar voluntades”. Agregó que la confusión política por la que atraviesa Chiapas ocurre mientras existen 15 municipios en grave riesgo de estallido social.
arena chiapaneca. En 2006, cuando se llevó la gubernatura Juan Sabines, López Obrador ganó las elecciones presidenciales en Chiapas con 546 mil 043 votos (43.3%), contra 424 mil 524 de Roberto Madrazo (33.6%) y 213 mil 749 de Felipe Calderón Hinojosa (16.9% del total). En 2012, cuando la gubernatura se la llevó Manuel Velasco, Peña Nieto ganó la elección presidencial en Chiapas, con 934 mil 270 votos (45.9%) contra 635 mil 176 de López Obrador (31.2%).