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Durante los sexenios de Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012) y Enrique Peña Nieto (2012-2018) hubo avances notables en el acceso de la población a los servicios de salud, y progresos moderados en reducir el rezago educativo y elevar la calidad de la vivienda; a pesar de ello, también hubo un estancamiento en materia de acceso a la alimentación y en la misión de elevar el ingreso de las familias más pobres.
El informe “10 años de medición de pobreza 2008-2018”, publicado hoy por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), revela que mientras hace una década había 24.2 millones de mexicanos que no tenían acceso adecuado a la alimentación (21.7% de la población), para 2018 eran 25.5 millones (20.4%), por lo que prácticamente no hubo ningún avance en el combate al hambre.
De hecho, en 13 de las 32 entidades federativas hubo un aumento en el porcentaje de mexicanos que no tienen una alimentación sana, variada y suficiente en la década que Coneval toma como referencia.
El caso más grave es Tabasco, donde 34.5% de la población padecía hambre en 2008, cifra que se elevó a 46.8% en 2018, lo que equivale a pasar de 760 mil a un millón 151 mil personas sin alimentación adecuada.
Campeche, Colima y Tamaulipas también retrocedieron en materia de combate al hambre. En el primer caso, los porcentajes pasaron de 20.3 a 27.4; en el segundo, de 14.3 a 21.6, y en el tercero de 11.8 a 16.7 en diez años.
Los otros estados donde aumentó el porcentaje de personas con carencia por acceso a la alimentación son Baja California Sur, Coahuila, Guerrero, Nayarit, Nuevo León, Quintana Roo, Sinaloa, Veracruz y Yucatán.
De las ocho categorías que Coneval utiliza para medir la pobreza en el país, el nivel de ingreso de las personas más pobres y los servicios básicos de vivienda también experimentaron estancamientos.
El porcentaje de población con ingreso inferior a la línea de pobreza extrema era de 16.8 hace diez años (18.6 millones de personas) y se quedó igual para 2018 (21 millones de personas). Asimismo, el porcentaje de población con ingreso inferior a la línea de pobreza pasó de 49 en 2008 a 48.8 en 2018 (pasó de 54.6 a 61 millones de personas).
Respecto al acceso a los servicios básicos de vivienda, el saldo de una década es casi nulo. Mientras que hace 10 años el número de mexicanos con esta carencia era de 25.5 millones, actualmente es de 24.7 millones, lo que equivale a una evolución de 22.9 a 19.8 por ciento.
Hay diez entidades donde el porcentaje de mexicanos sin los servicios básicos de la vivienda se incrementó en la década de referencia. Ellos son: Baja California (de 6.9 a 8.9%), Baja California Sur (de 19.6 a 13.2%), Campeche (de 37.2 a 39%), Colima (de 6.1 a 10.5%), Chiapas (de 53.2 a 57.1%), Guerrero (de 54.6 a 58.6%), Nayarit (de 14.9 a 17.2%), Oaxaca (de 57.3 a 58.3%), Quintana Roo (de 12.9 a 21.8%) y Tabasco (de 36.7 a 46%).
Los mejores resultados tanto de Felipe Calderón como de Enrique Peña son los relativos a la salud. En la categoría de acceso a los servicios de salud, el porcentaje de mexicanos con esta carencia bajó de 38.4 a 16.2% en diez años; y en el rubro de acceso a la seguridad social, el porcentaje de personas con esta carencia pasó de 65% en 2008 a 57.3% en 2018.
En rezago educativo también hubo buenas noticias, según el informe de Coneval, pues de 21.9% de los mexicanos que tenían este problema en 2008, la cifra bajó a 16.9% en 2018.
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