Confianza (3) en Zavala y AMLO vs el PRI

23 de Abril de 2024

Salvador Guerrero Chiprés

Confianza (3) en Zavala y AMLO vs el PRI

SALVADOR GUERRERO

En la base de la confianza se halla la capacidad y la disposición política, empresarial o ciudadana de escuchar.

La creciente evaluación positiva fue iniciada y propagada prácticamente desde el día siguiente a la elección federal de 2015 respecto de los nombres de Margarita Zavala y Andrés Manuel López Obrador.

Por encima de sus respectivos negativos, ambos personajes han consolidado un posicionamiento que los hace claramente aventajar a cualquier otro aspirante a la Presidencia de la República hacia el 2018, con la excepción probable y circunstancial -que conserve su posición al menos un año más, del secretario de Gobernación-, de Miguel Ángel Osorio Chong.

En el caso de Zavala, la asociación conyugal con el expresidente Felipe Calderón o el hecho de ser mujer en una sociedad patriarcal, machista, misógina, son constitutivos de la mayor parte de sus “negativos”; y, en el segundo, el carácter esquemático de las propuestas de AMLO y las contradicciones reales o supuestas de su retórica y comportamiento político y personal, encierran, a reserva de mayor detalle para otra ocasión, el conjunto de sus problemas de aceptación.

Aún en la aceptación de que, para algunos segmentos de la opinión pública y para la construcción de la oferta estratégica que ofrezcan a los muy probables candidatos del PRI las diversos profesionales y gabinetes de comunicación nacionales o extranjeros, hay un ingrediente de primer orden que los intangibles o datos aludidos de encuestas en amplia circulación debe considerarse: los negativos de Zavala y AMLO son mucho menores a la percepción de confianza que generan en un muy amplio espectro del electorado.

Sin tener un instrumento, por el momento, robusto y verificable que demuestre la disposición política de Zavala y AMLO “de escuchar” y, con ello, de acuerdo con nuestra tesis del primer párrafo, estén construyendo confianza por ello mismo, sí podemos decir que a través de ellos y con ellos, con esos actores políticos, un enorme segmento del electorado, que sumado claramente podría ocupar más del 50% del electorado, de mantenerse de aquí a julio de 2018, está “siendo escuchado” o “se hará escuchar”.

Los temas son: seguridad, honestidad, progreso con empleo y salarios justos.

En el caso del PRI, quien habla es el presidente de la república y el partido más longevo de la historia mundial. Esa longevidad y éxito relativo, debatible en el contexto de una cultura latinoamericana que no premia ni los merecimientos ni la eficacia de gobierno, es, problemática como puede demostrarse, esencial a la probabilidad de un posicionamiento que permita la re aceptación de ese partido para un sexenio adicional.

Forzando el argumento, podríamos decir que el PRI escucha y hace escuchar, para la confianza indispensable requerida en la convocatoria al voto del 2018 de manera inercial, sin fundamentarse en la confianza de una persona en particular menos que en la del partido y el presidente y debe, a contracorriente de su propia expectativa probable, demostrar que puede ser objeto y sujeto de confianza sin desplegar la capacidad verificable de que haya podido escuchar los temas centrales de seguridad, honestidad y progreso.

Adicionalmente, en el vértice del esquema de generación de confianza el presidente Enrique Peña, con independencia de su simpatía personal o inteligencia emocional, no es percibido como un buen liderazgo ni por los ciudadanos ni por los integrantes de las elites empresarial y política, lo cual, de todas maneras, es lamentable…no para Zavala ni AMLO por supuesto.