De luces y sombras

24 de Abril de 2024

Diana Loyola

De luces y sombras

la foto

Amaneció justo a las 5:35, el sol entró tibio y rojo por la ventana de mi cuarto. Me alegré mucho de poderlo ver, a esas horas casi siempre estoy dormida, de inmediato supe que sería un día especial, lo sentí en la piel acariciada por los primeros rayos de esa mañana. El contraste entre la luz y la sombra era un poema, me puse a recorrer las líneas que los separaban y pronto me di cuenta que esa luz y esa sombra formaban una sola imagen, un todo. No podía haber sombra si no había luz, sé que suena obvio pero hacerlo consciente me sorprendió.

Me levanté y me miré un rato en el espejo, con calma observé cómo la luz iluminaba la mitad de mi cara, “es mi parte luminosa”, pensé, “pero, ¿cuál es mi parte de sombra?”. A mí, como a casi todos –quiero pensar-, me educaron con la idea de ser la mejor persona que pudiera ser, con las cualidades que me hicieran ser “buena persona” (lo que quiera que ello quiera decir), y cuidando la intención con la que hago las cosas. Así pues, todos esos años me dediqué a ser obediente, a tratar de ser una persona de bien, con buenas intenciones y principios. Pero fue esta mañana en la que me atreví (osé con valentía) ver también mis sombras, cuestionarme sobre ellas.

¿Cómo puedo pensar en auto aceptación si no me veo completa, si no me acepto tal cual soy? Me descubrí enojona, voluntariosa (siempre he pensado que es porque soy leo, jajaja), desorganizada, algo envidiosa, rencorosa, tiendo a ver lo que la gente no hace y no lo que sí hace, inconstante, floja para el ejercicio, con muchas inseguridades (aunque cada vez menos)… no es que no supiera que soy así, es que es algo que no aceptaba o que justificaba por vergüenza. Aquella mañana me apenó admitir que tengo todas estas características. Después pensé que soy humana, que se vale tener errores, que todo eso también forma parte de lo que soy, que si quería verme completa necesitaba integrar todo esto a la imagen que tengo de mi. Obvio si tengo conscientes mis cualidades y mis “defectos”, puedo mejorar, puedo verme con mayor compasión y puedo evitar el autojuicio (tan nocivo para la auto estima). Saber quién soy y abrazarme completa, sin más y sin menos.

Decía Carl Jung: “Más prefiero ser completo que ser bueno”. ¡Cuánta razón!. Vivirse desde los propios contrastes, aceptarse, perdonarse. Se comparte uno desde otro lugar, desde uno más rico, más honesto, se puede ver al otro también con mayor amplitud. No se queda uno en la parte buena, pretendiendo que es lo único que hay.

Poco a poco, conforme han avanzado los días, la idea de ser completa me ha obligado a ser más congruente, a experimentar lo que no va en vez de darle la vuelta o ignorarlo. Si algo me enoja lo enfrento, me enojo bien y luego me contento bien. Si una situación me hace sentir incómoda, la observo, me pregunto qué puedo hacer al respecto y actúo en consecuencia, ya no trato de salir huyendo de ella. Si me siento herida, hablo, escucho, ya no creo rencores.

De alguna manera el sol de aquella mañana le vino a regalar una gran aportación a mi vida, a mi salud emocional, a mi manera de verme y por lo tanto la manera en la que veo el mundo. Me hizo ver que todos somos luz y también sombra, que en el contraste está la riqueza de quienes somos, que (como dice mi amiga Marina) no nos queda más que incluir y experimentar lo difícil con valentía, para seguir creciendo, para seguir avanzando, para lograr mayor consciencia y evolucionar a quienes verdaderamente somos. Para vernos, sentirnos y amarnos completos. À la prochaine!! @didiloyola