Democratizar la institución presidencial

20 de Abril de 2024

Luis M Cruz
Luis M Cruz

Democratizar la institución presidencial

LUIS M CRUZ

¿Cómo resolver la paradoja de una Presidencia de minoría o escaso margen en 2018?

Si algo demostraron los recientes comicios locales fue que el “voto duro” priísta no es, en realidad, tan duro como para considerarlo inmutable. Varias de las entidades con alternancia lo fueron por el paso de votantes priístas hacia las oposiciones, fuera en coalición o a solas, como sucedió en los casos de Durango y Quintana Roo en coaliciones perrepán o Chihuahua, Tamaulipas y Veracruz con el PAN por su cuenta. Además, en la distribución de los votos por partido es perceptible que los votos del PAN casi alcanzan a los del PRI que le supera ligeramente. Nada despreciable es el crecimiento de Morena, que ha surgido como el gran contendiente electoral, algo así como el gran enemigo a vencer.

Ahora, la preocupación por el populismo está llevando al planteamiento de una reforma política que podría ir más allá de los tópicos observables en las recientes elecciones, como serían la organización de debates, la distribución de los spots o el acotamiento de la propaganda negra y las campañas de contraste. Lo que se estaría sondeando es cómo resolver la paradoja de una Presidencia de minoría o de escaso margen que pudiera gobernar o, dicho con otras palabras, la reforma de la institución presidencial, que no obstante lo avanzado de nuestra transición a la democracia, ha permanecido prácticamente intocada y aun acumula el gran poder que tiene desde tiempos del presidente Lázaro Cárdenas.

El Gobierno de Coalición fue una propuesta planteada en el marco de la Ley para la Reforma del Estado buscando reformar y democratizar la institución presidencial por el entonces senador Manlio Fabio Beltrones, asumida en el Pacto por México y finalmente aprobada por el Constituyente permanente y promulgada en febrero de 2014 para modernizar el ejercicio del enorme poder concentrado en la persona del Presidente de la República, haciendo posible sumar el respaldo legislativo a un programa de gobierno común e incorporar a los mejores al gabinete que debe ser ratificado por el Senado, lo que establece una gobernabilidad sólida y democrática. El Presidente sigue siendo el gran actor de la política nacional, ejerciendo el poder con un gobierno colegiado.

Esta alternativa se busca desplazar con la propuesta que entonces realizara Felipe Calderón para una segunda vuelta electoral, que en apariencia resuelve la cuestión de gobernar en minoría al crear una mayoría de conveniencia a dirimirse entre las dos opciones más votadas.

En realidad, lo que crearía la segunda vuelta es una ilusión de mayoría electoral, pues aún tendría que resolverse el cómo gobernar en la pluralidad y con una minoría legislativa. Sin duda los primeros afectados serían los peor evaluados, como el partido gobernante y los partidos más pequeños, pues el sesgo antipriísta en la República se ha acentuado; por lo menos 6 de cada 10 votantes es antipriísta. La segunda vuelta electoral significaría, simplemente, que todos podrían unirse contra el PRI y vencerle siempre en la segunda vuelta. ¿Qué evitaría que la elección presidencial de 2018 se resolviera entre el PAN y Morena? ¿O que para cerrarle el paso a Morena, se entregara el poder al PAN?