Directores Cabr...

25 de Abril de 2024

Dany Saadia

Directores Cabr...

Dany ficha

Voy a empezar diciendo que estoy en contra de las etiquetas. No hay directores cabrones, igual que no hay políticos mexicanos corruptos, ni franceses apestosos. Hay, digámoslo así, comportamientos. Y sobre los comportamientos de algunos cabrones… perdón, Directores, va este texto.

El cine es un arte reciente, pero este asunto no es nuevo. Ya decía el viejo Heráclito que “El carácter de un hombre es su destino”. Y ahora hablaremos sobre el carácter:

William Friedkin, convertido en Jesucristo después de French Connection (1971) y El exorcista (1973), emprendió una aventura en la Jungla llamada The sorcerer (1977), que acabó dilapidando el doble del presupuesto que le había dado la Paramount (pasó de una aproximación inicial de 2,5 millones a 22,5 millones de dólares). Durante el rodaje despedía tan rápido que no era difícil ascender y pasar de ser el último peón a segundo asistente de Dirección. Otro de sus récords: despidió a 40 camioneros y a todo el equipo de dobles. Y la Paramount aguantaba.

Friedkin pudo tener a Steve McQueen y salvar el proyecto, pero se negó a cambiar localizaciones, se negó a darle un papel a Ali Mcgraw, se negó a hacerla productora asociada…. Era la mano derecha de Dios ¿Qué querían? Y la Paramount aguantaba.

Los ejecutivos tuvieron que soportar numeritos como desayunos en los que Friedkin chupaba directamente de una botella de vodka, desmayos simulados cuando la conversación le aburría… hasta se montaba detrás del Ejecutivo de Publicidad simulando que lo follaba. Y la Paramount aguantaba.

En la película Luces de la ciudad (1931) Chaplin hizo repetir a Virginia Cherrill 342 veces “Flower sir?” en una película… muda. Otra del mismo Chaplin es que cuando Marlon Brando –actor del llamado método- le preguntó en La Condesa de Hong Kong (1967) cuál era la motivación de su personaje, éste contestó “Haz lo que yo te diga. Esa es tu motivación.” Otro ejemplo, dos mujeres cruzan miradas en un semáforo. ¿Sencillo de rodar? Sí, pues le costó 100 tomas a su director Abdellatif Kechiche en La vida de Adele (2013), la ganadora de la Palma de Oro del 2015.

Y no podemos dejar de mencionar al Maestro de Maestros del estéril perfeccionismo sin límites: Michael Cimino, ganador del Oscar por la película El francotirador (1978). Un mes y medio después de empezar el rodaje de Heaven´s Gate (1980) sólo había rodado 26 páginas de 133 páginas y ya se había gastado 10 MUSD ¡Todo el presupuesto! Hacía una media de 30 tomas de cada plano. Cuando le forzaron a acabar –si fuera por él seguiría rodando- había mandado revelar 1.3 millones de pies de película (yo me gasté menos de 40,000 pies en 3:19) Acabó costando 43.4 MUSD y la existencia de la United Artist.

¿Pero por qué gente talentosa e inteligente actúa de maneras tan poco razonable? Los directores sufren mucha presión, mucha responsabilidad, en muy poco tiempo. Tienen que dar respuesta a todo: preguntas de decoración, de peluquería, de montaje, de interpretación, de efectos, de todo. Y en esa respuesta –a menudo rápida- puede estar el fin de su reputación o el billete al Valhalla de los directores todopoderosos como Christopher Nolan.

Y así, acabo con lo de siempre. La vacuna para todo sigue siendo la humildad. Como aquella vez que el segundo de dirección de 3:19 me hizo una pregunta sobre un cambio del color que la vestuarista quería proponer para los tennis del protagonista en una determinada escena, y él esperaba una respuesta rápida que yo no podía darle porque internamente tenía que evaluar varios factores para poder contestarla: qué cobertura tenía planeada, si el cambio de color afectaría la paleta de colores de esa escena, si afectaría la continuidad de las escenas previas o siguientes, si ya habíamos filmado esas escenas, si el personaje se pondría esos colores, y así. El siguió dándome más y más información pensando que yo no tenía ni idea de lo que hablaba. Hasta que llegó el momento de decirle: “Ya sé de qué escena me hablas. Déjame pensar coño.” Se calló, contesté su pregunta, pero se sintió. Tuve que ir a pedirle disculpas tres días después.