Discúlpame audiencia

23 de Abril de 2024

Salvador Guerrero Chiprés

Discúlpame audiencia

Businessman Offering Hand

Businessman Offering Hand --- Image by © Noel Hendrickson/Corbis

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Noel Hendrickson/© Noel Hendrickson/Corbis

La disculpa es un poderoso instrumento...

Funciona muy bien en los procesos electorales. El resultado es mejor si se añade la advertencia contra una amenaza de desacreditación…todo ello en vez de asumir enteramente tropiezos, equívocos dolosos o ineficiencias sistémicas o sistemáticas.

La política no está desacreditada, parece decírsenos. No. Lo que está en cuestión es que no exista la voluntad de cambiar a pesar de ello.

Con la disculpa, los representantes de los partidos pueden respaldarse en un gesto de aparente o real cortesía y sincero arrepentimiento, por ineficiencias o corruptelas incluso perseguidas por la ley, frente a ciudadanos que habrían jurado no volverían a sufragar a favor de tal partido o tal candidato.

Gracias a la disculpa pueden ir y venir cada tres años los partidos con su multitud de candidatos y estos con una expectativa de victoria respaldada en la desmemoria del prójimo votante.

Ofrecer disculpas es una herramienta siempre recomendable ante un error advertido en público por las diversas audiencias que observan cautelosa o ferozmente en qué incongruencias resbalan los actores de lo público y, en particular, de lo político.

Más específico aún es el beneficio que algunas autoridades electorales, un segmento de su alta burocracia, encuentra en la disculpa.

Al haberse derrumbado la percepción de que lo políticamente correcto es una forma del encubrimiento de las más auténticas opiniones y prejuicios, esto es, lo políticamente correcto queda revelado desnudamente como un simple instrumento para presentarse en público, la disculpa aparece como salvación, instrumento de relaciones públicas, única salida en la gestión de daños ante las audiencias de las izquierdas y derechas contra las cuales se autosacrificó la propia imagen.

A México los caracteriza, en el comportamiento de sus elites y de significativos sectores, una alta dosis de corrupción, impunidad y cinismo.

Ciertamente no hay registro de época de oro alguna. Solamente hay datos de la OCDE y organismos globales que nos hablan de ello.

Actualmente es relevante que la cantidad de asuntos de escándalo sea consumida con la velocidad que permita wasapear (sic) y la capacidad que tenemos de atender, así sea superficialmente, tantos asuntos picantes, incómodos o abiertamente deleznables al mismo tiempo.

Por ello, recordemos siempre la utilidad de la disculpa que es lo políticamente correcto para presentar en público todo aquello que no podríamos decir sino en privado rogando no ser grabados en el camino.