El futuro laboral

25 de Abril de 2024

Vicente Amador

El futuro laboral

VICENTE AMADOR

«El objeto de estudio no es la tecnología, somos nosotros a través de ella» @engelfonseca

En la columna anterior hablamos del papel de la tecnología en la educación. Ahora continuemos el tema tecnológico, pero proyectado sobre futuros escenarios profesionales. Para ello, más que jugar al adivinador, será útil comprender algunas tendencias que probablemente viviremos en los ambientes laborales.

Todo apunta a que el aumento en la esperanza de vida de la mayoría de los países, incluido México, propiciará que la educación siga expandiéndose, tanto en el número de años de capacitación, como en la cantidad de personas que la obtienen. Más personas, mejor capacitadas, trabajando más años de su vida, aumentará la competencia profesional.

En un intento por ser más eficaces, las organizaciones tienden a ser menos jerárquicas, más horizontales; donde cada quien es el encargado de su proceso. Al respecto, Google es modélico. Crece el trabajo a distancia, es decir, el efectuado desde la casa sin ir a la empresa. También aparecen nuevas enfermedades sociales derivadas del progreso técnico: la falta de convivencia a través de los teléfonos inteligentes ya duele.

Las tareas relacionadas con la informática, la electrónica, las comunicaciones, la robótica, la biotecnología y la energía, se desarrollarán y especializarán cada vez más.

Frente a este escenario, tres son los factores centrales que en mi opinión configuran el ambiente laboral actual y el de los próximos años: tecnología, especialización y rápido aprendizaje. Al respecto —esta es una de las ideas que subrayo— los análisis más concienzudos del progreso tecnológico y de sus implicaciones académicas y laborales reconocen que el acelerado avance ha de acompañarse de un profundo sentido crítico y de responsabilidad social. De otra manera, como en muchas ocasiones ha sucedido desde la Revolución Industrial, las decisiones se desvinculan de categorías éticas y se fundamentan únicamente en “lo que es posible hacer”, por encima “lo que debería ser”.

Idealmente, la progresiva especialización debe ir de la mano con la innovación y el diálogo con otras disciplinas que nos permitan ampliar el campo de visión y prevenir la común ceguera derivada del enfoque en puntos muy específicos, propios de la especialización.

Finalmente, los especialistas en prospectiva laboral señalan que tendrán más posibilidades de trabajar aquellos individuos que se adapten a los cambios con mayor rapidez y flexibilidad. Por ello, serán primordiales las aptitudes dialógicas: el fomento, en lo individual y en lo colectivo, de la capacidad de empatía y de habilidades discursivas que posibiliten acuerdos y armonía en la diversidad.

Es imperativo reconocer que la información, por sí misma, no supone conocimiento, el cual requiere para su adquisición y operación, destrezas comunicativas, mayor creatividad, disposición para la reflexión independiente y flexibilidad para el trabajo en contextos multiculturales. Todas, tareas que requieren una prudencia que no corresponde a las máquinas, sólo a los seres humanos.