El "hermano Andrés" a la baja

20 de Abril de 2024

Oscar Moha
Oscar Moha

El “hermano Andrés” a la baja

La última vez que Andrés Manuel López Obrador fue candidato a la Presidencia de la República recibió más votos de los cristianos evangélicos que en cualquiera de sus otras contiendas electorales. Sin embargo, hoy ese duro voto religioso emanado de la minoría más importante en México, numéricamente hablando, se estancó, se redujo y hasta se contrapone a las ocurrencias de quien una vez llamaron con orgullo “hermano Andrés”.

El Presidente ha sido especialmente cuidadoso con su lenguaje incluyente. Se puede decir que hasta impecable. Procura respetar y respeta los derechos de las minorías. Es un defensor nato de las garantías. Pero desconoce la ideología de las corrientes ideológicas y el nivel de cultural que existe en Iglesias Cristianas, donde sus Ministros, líderes y miembros están dispuestos a regresarle su preferencia política al Revolucionario Institucional, o a refugiarse en la doble moral que caracteriza a Acción Nacional. De seguir así, unos engrosarían las filas del abstencionismo y los menos buscarían migajas en las cenizas de Encuentro Social. Bueno, no todas las Asociaciones Religiosas y todos sus pastores, sólo un 95%. El otro 5% no se atreve aún a salir del “clóset progresista” por temor al lapidamiento bíblico que perdura en este segmento.

El Ejecutivo sigue perdiendo “rating religioso protestante”, muy a pesar de que en distintos foros alude textos y pasajes bíblicos y presuntamente seguidor, admirador, de Jesucristo, superando a Benito Juárez, ícono histórico de la separación entre las Iglesias y el Estado.

Aún violando la ley, Ministros de Culto de Iglesias No Católicas hicieron campaña a favor del tabasqueño dentro y fuera de los templos en todo el territorio nacional. Los más osados difundieron en redes sociales los tres videos donde se ve al hoy Presidente permitiendo que evangélicos le impongan las manos para recibir una oración después de sus actos políticos. Produjeron un compilado, lo subieron a las “benditas redes” y lo “ungieron” cibernéticamente llamándolo “hermano Andrés”, con la leyenda “Dios te ha elegido”. Los pastores invitaron -como nunca- a sus fieles a votar por López Obrador desde los púlpitos.

AMLO ha incluido al sector cristiano de manera inusual, institucional, en su proyecto personal a corto y largo plazo, dándole juego político. Pero hay tres hechos que marcan una baja significativa de esos seguidores en las encuestas de aceptación: el primero de diciembre, justo cuando tomó posesión, en un ritual prehispánico, permitió que representantes de pueblos indígenas lo consagraran y purificaran en una acto sincretista invocando a la Madre Tierra y a la Virgen de Guadalupe, para “liberarlo” de las malas energías.

A pesar de que fue una acto de identificación con los pueblos originarios desde la óptica evangélica es una ceremonia “idolátrica y pagana”.

El segundo, el 17 de mayo pasado, cuando decretó oficialmente en nuestro país el Día Internacional contra la Homofobia, el “hermano Andrés” dijo: “no es un asunto de tolerancia, es un asunto de respeto a las libertades”, pero lejos de entender este mensaje, los evangélicos que le habían firmado el cheque en blanco para gobernar decidieron que el Ejecutivo estaba “contaminando” a la Nación con la famosa “ideología de género” y que la comunidad LGBTI había tomado tal fuerza que se estaría incrustados aún dentro del gabinete con un respaldo moral, religioso e institucional.

El último evento, el más desapercibido para quienes hacen creer al Presidente López Obrador que las Iglesias están en franca armonía con su gobierno, fue cuando la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, advirtió que niños y niñas de escuelas federales y privadas no serían sancionados por usar falda o pantalón, independientemente de su sexo, lo que se consideró un claro banderazo de salida a la “imposición de la homosexualidad” desde temprana edad, desde la Presidencia de la República por el apoyo incondicional que Sheinbaum recibe diariamente de su jefe.

Nadie ha explicado desde Gobernación al segmento evangélico ortodoxo y desencantado que los considerados mensajes antibíblicos son verdades constitucionales y obligaciones gubernamentales, nada comparables con la moral medianamente entendida desde versículos bíblicos mal aplicados por ese grupo.

Tampoco los asesores en Asuntos Religiosos de López Obrador le han querido decir que las Iglesias Evangélicas no serán corporativamente el aliado gremial que espera ingenuamente para la difusión masiva de su Constitución Moral.

No se puede hablar de una “decepción evangélica total” porque aún faltan 5 años, pero quienes pensaban acompañarlo a la celebración de su triunfo el próximo 1 de julio hoy prefieren quedarse en su casa a ver la televisión, o de plano a leer su Biblia. No hay más…

PALABRA DE HONOR: Teresa Martínez Galván, suegra del gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón, pidió licencia para contender por un cargo de elección popular, y su sueldo era de casi 29 mil pesos mensuales, pero perdió. Bueno, perdió la elección pero ganó mucho más. Ahora cobra más de 70 mil pesos por mes. El famoso “Bronco” dijo que eso no era “nada malo”, porque ella ya se va a jubilar. Sin comentarios.