“El miedo tiene caducidad”

19 de Abril de 2024

“El miedo tiene caducidad”

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Yéssica Esquivel Alonso, asegura que el latente peligro de los discursos del odio es que rápidamente pueden detonar la violencia

En 2006, la campaña “un peligro para México” en contra de Andrés Manuel López Obrador, hoy por tercera vez contendiente por la presidencia de la República, consiguió su objetivo y perdió la elección, pero esta vez no parece tan efectiva.

“Las campañas de temor tienen caducidad, a la larga ya no funcionan; en 2006 vimos que los ataques contra Andrés Manuel relacionados con el temor generaron una derrota en las elecciones. Pero cuando se sigue utilizando y se le compara con Maduro, Trump, Chávez y Duarte, a estas alturas y después de tanto utilizarlas genera un fortalecimiento del candidato”, aseguró Ramón Morales Izaguirre, especialista en entrenamiento de medios y discurso político.

definición. “El discurso de odio es aquel diseñado para intimidar, oprimir o incitar al odio o a la violencia”, según Eduardo Bertoni, director de la Agencia de Acceso a la Información Pública de Argentina.

De acuerdo con el especialista, estudios científicos han demostrado que la reacción cerebral cuando recibe información que contradice las posiciones políticas, lo que genera es aversión.

“Según (Jonas T.) Kaplan, lo que hace nuestro cerebro es como cuando nos quiere cambiar de religión o de preferencia sexual. Reaccionamos criticando a la fuente, buscando validación social, ignorando la información y estas respuestas son típicas en el debate político contemporáneo; es decir, criticamos a los periodistas que critican a nuestros candidatos, buscamos la validación de nuestras propuesta en la mayoría o simplemente ignoramos a las fuentes”, apuntó.

violencia. “El latente peligro de los discursos del odio es que rápidamente pueden detonar la violencia, por ello la postura mayoritaria ha señalado que las condiciones (peligro real e inminente) son elementos básicos a considerar en el análisis de las expresiones controvertidas”, plantea Yéssica Esquivel Alonso, doctora en derecho por la Universidad Complutense de Madrid.

Esto se debe, abundó, a la generación de estrategias de propaganda electoral enfocadas a la persuasión y la disuasión. “Para la disuasión generalmente se impulsan narrativas de miedo, odio y ansiedad. En concreto, estas emociones generan niveles marginales pero sí hay una pequeña posibilidad de hacer conversiones de votantes de un bando a otro si se les logra infundir el suficiente miedo o ansiedad en el votante”. Mientras que “el odio como arma electoral no se usa contra otro candidato, sino contra los grupos a los cuales se les culpa de los retos o las carencias del votante al que se está apelando”, detalló Morales Izaguirre.

En México, señaló el académico, este tipo de recursos serían totalmente desastrosos para cualquier candidato. Para evitar una reacción en extremo honesta o “sin filtro”, en el actual proceso los candidatos optan por “otras herramientas como la disuasión con miedo a la pérdida, a la ansiedad, y el PRI lo sigue utilizando con su ‘¿por quién votas: por miedo o por Meade?’”.

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