El origen del sueño (I): De las cabezas Olmecas al astronauta Maya

25 de Abril de 2024

El origen del sueño (I): De las cabezas Olmecas al astronauta Maya

La lectura del gran misterio de la tumba del rey Pakal, se dispara en dos vertientes, según la opinión de arqueólogos, historiadores, científicos

Lo que primero nos puede saltar, incomodar y hasta cuestionar son las grandes esculturas de las cabezas Olmecas y su relación con la llegada del hombre a la Luna, ya que tal correspondencia pudiera resultar ajena, lejana y hasta absurda desde el punto de vista de la ciencia.

Pero el enigma, el misterio y el asombro siguen estando allí, del por qué esta cultura primigenia

de Mesoamérica (3,200 años A. C.), se puso a esculpir y diseñar (piedra con piedra como únicas herramientas de trabajo de su tiempo), gigantescas cabezas cuyos pesos van desde las 6 toneladas como mínimo a 45 como máximo, promediando entre 15 y 25 toneladas, y cuyos rasgos en general nos remiten a la raza negra Africana: Labios gruesos, nariz chata, ojos semirasgados, ceño fruncido en actitud molesta o agresiva, y lo más perturbador; un casco que llevan dichas cabezas, con motivo, banda y barbuquejo o protector sobre la sien (parecería que los cascos de la liga de futbol Americano profesional de Estados Unidos estuvieran inspirados en los que portan las cabezas Olmecas).

Foto Commons,Wikimedia.org

En total se han descubierto 17 colosales cabezas: cuatro en la Venta Tabasco, tres en Tres Zapotes y 10 más en San Lorenzo Veracruz.

Los arqueólogos, antropólogos e historiadores no se ponen de acuerdo con respecto a la elaboración de dichas esculturas, ya que tales cabezales representan para unos el que son Dioses o personajes de la propia raza negra y otros más opinan, que por el tallado de sus cascos sean guerreros en posición de combate.

Gordon Cooper, uno de los más importantes astronautas que trabajó para la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio más conocida como NASA (por sus siglas en inglés, National Aeronautics and Space Administration), sostiene aun como hombre de ciencia, “que los Olmecas eran una cultura tan compleja y desarrollada que indudablemente conocían de Mapas Estelares y que por lo tanto tenían un conocimiento espacial y que más tarde influirían en la gran cultura Maya”.

Foto Commons,Wikimedia.org

El rey Maya

El 15 de junio de 1952 en el llamado templo de las inscripciones de Palenque en Chiapas, el arqueólogo mexicano Alberto Ruz Lhuillier con un pequeño equipo de compañeros, entró en la historia de la arqueología mundial para siempre, al descubrir la Tumba del Rey Pakal (también conocido como el Astronauta Maya), por el extraño y perturbador grabado trabajado en la loza que cubre el sarcófago de dicho personaje.

En el relieve se puede observar y admirar el finísimo labrado esculpido por expertas manos artísticas, cuya lectura se dispara en dos vertientes según la opinión personal de arqueólogos, historiadores, científicos, etc.

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Para unos, es el rey Pakal que va ascendiendo en el largo camino por el inframundo, enmarcado por el árbol de la vida en forma de cruz según la simbología maya. En su largo ascenso por los 13 niveles celestes que tiene que completar pareciera escapar de un demonio que ésta en la parte inferior, el cual lo había devorado en el momento de su muerte, otro símbolo sería el gran pájaro Quetzal (o divinidad solar), que se encuentra en la parte superior frontal del personaje.

Esta sería a grandes rasgos la lectura terrenal, tradicional y cosmogónica según la mayoría de arqueólogos, historiadores y otros estudiosos mayistas.

Foto Commons,Wikimedia.org

Sin embargo, la otra hipótesis por otros estudiosos en el tema (inclusive científicos de la propia NASA), nos hablan de un personaje como si estuviera pilotando una nave espacial, ejemplo de ello serían sus manos que parecieran maniobrar ágilmente una serie de controles, con un panel frontal, con el rostro fijo y la mirada atenta hacia el frente, igual habría un dispositivo (Tubo de Oxígeno), frente a su nariz, entre tanto sus pies estarían en actitud dinámica, pues parecen descansar sobre pedales que activan ciertos mecanismos de propulsión.

Otro aspecto que nos intriga, es el supuesto asiento en que va sentado y detrás de él se puede observar un mascaron o deidad solar, cual pareciera inyectar energía a la nave y en cuya base se pueden observar las llamas de una supuesta explosión simulando la turbina de un cohete moderno.

La polémica sobre si el relieve del rey Pakal en la loza que cubre su tumba es también el de un astronauta sigue. Mientras tanto todo el conjunto arquitectónico de Palenque junto al misterioso personaje, son hoy Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO.

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