El paracaídas

16 de Abril de 2024

Tuni Levy

El paracaídas

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Charles Plumb era un piloto. Guerra de Vietnam. Piloto sagaz y exitoso. Después de 75 misiones de combate, a su jet lo derribó un misil. Charles logró eyectarse, su paracaídas se abrió y aterrizó en tierras enemigas. Capturado y torturado, pasó casi seis años en una prisión. Sobrevivió junto con otros 588 prisioneros, con quienes regresó a su país.

Una tarde, después de algún tiempo, mientras almorzaba con su mujer en un restaurante de la ciudad de Kansas, se le acercó un hombre. “Tu eres el capitán Plumb”. Miró hacia arriba y respondió: “Sí, yo soy el capitán Plumb”. “Tú piloteabas jets en Vietnam, estabas en el portaviones Kitty Hawk, te dispararon, caíste con un paracaídas en manos enemigas y pasaste seis años como prisionero de guerra.” “¿Cómo diablos sabes todo eso?” le replicó Plumb. “Porque yo empaqué tu paracaídas”, le contestó.

Plumb narra en su libro haberse quedado sin habla. Completamente helado. Lo único que hizo fue darle su mano agradecido. El hombre sostuvo su mano y dijo: “supongo que funcionó”. “Sí señor, por supuesto, nunca pensé que tendría la oportunidad de agradecerlo”.

Ese día Plumb no durmió. No pudo dejar de pensar en aquél hombre. Cómo se veía en el uniforme de la naval. Cuántas veces pasó por su presencia de largo a bordo del Kitty Hawk. Cuántas veces lo vio y no le dijo ni buenos días. “Porque”, el piloto cuenta en sus memorias, “yo era un piloto de combate y él era simplemente un marinero. ¿Cuántas horas pasó en la larga mesa de madera doblando los telares de esos paracaídas? Me importaba muy poco, hasta que un día mi paracaídas se apareció, y él lo empacó para mi”.