El Presidente revirtió su convicción

Apenas regresaba de Cancún el lunes, donde inauguró la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos, el presidente Enrique Peña Nieto confió a un pequeño grupo que lo acompañó en el avión lo que pensaba de la investigación publicada por The New York Times que mostraba espionaje cibernético sobre periodistas, abogados especializados en derechos humanos y activistas sociales. Muy echado para adelante, como describió uno de quienes lo escucharon, el Presidente dijo con cierto desdén al periódico que tendrían que probar lo que habían publicado, dejando entrever que lo reportado era falso, como su oficina de prensa lo había afirmado poco antes. La posición del gobierno se mantuvo inamovible hasta el martes por la noche, cuando la Fiscalía Especializada en Delitos relacionados con la Libertad de Expresión informó que abriría una investigación para deslindar responsabilidades. La Fiscalía investigará a la PGR, a la Secretaría de Gobernación y a la de la Defensa Nacional, que compraron el software utilizado para el espionaje. Dicen los que saben que la PGR sí utiliza ese software, llamado “Pegasus”, para investigaciones criminales, y que inteligencia militar la emplea por asuntos de seguridad nacional. Queda Gobernación, de donde depende el Cisen, cuyo máximo jefe, el secretario Miguel Ángel Osorio Chong, dijo que el “Pegasus” era utilizado contra criminales únicamente. La Fiscalía le abrió un frente inesperado, porque dentro del gobierno, las sospechas de que ese spyware es utilizado de manera irregular, miran todo el tiempo hacia Magdalena Contreras.