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Qué no haya más escándalos de corrupción, que se apruebe la Ley de Seguridad Interior y que se saquen adelante las bases para los mandos únicos policiales, son las metas mínimas que debe fijarse el presiente Enrique Peña Nieto para el medio año que le queda a su administración antes de que los partidos políticos nombren a los candidatos presidenciales y entonces las campañas rumbo a 2018 acaparen los reflectores.
Para Federico Reyes Heroles esa sería la agenda idónea para el Presidente. El escritor y analista político sostuvo además que los mexicanos aún no nos damos cuenta de la importancia y los beneficios de las reformas estructurales impulsadas por el actual gobierno, por lo que la verdadera evaluación de la administración peñista se dará en retrospectiva.
Al presidente Peña Nieto le pasará como a Carlos Salinas de Gortari, que para muchos es ‘el innombrable’, pero resulta que a ese ‘innombrable’ le debemos el Tratado de Libre Comercio que hoy estamos defendiendo ante el gobierno de Donald Trump”, dijo en entrevista.
Si bien los niveles de aprobación del presiente Peña son los más bajos desde la década de los 90, Reyes Heroles consideró que los beneficios de las reformas estructurales se cosecharán con el tiempo.
El dato. La gestión del presidente Peña Nieto concluye el 30 de noviembre de 2018, para lo que faltan 17 meses y 10 días.
“Por ejemplo, gracias a la reforma energética, hoy tenemos comprometidas inversiones por 100 mil millones de dólares, eso ni remotamente había ocurrido en la historia de México; antes nos alegrábamos cuando una armadora se instalaba en el país e invertía mil 500 millones de dólares. Hoy son 100 mil, pero pocos se dan cuenta de eso”, afirmó, y agregó que los frutos de las reformas educativa y fiscal no tardarán en percibirse.
En materia de transparencia, Reyes Heroles afirmó que el andamiaje del Sistema Nacional Anticorrupción es un gran paso para reducir los desvíos de recursos y garantizar la correcta aplicación de los fondos públicos. Sin embargo, reconoció, el reto mayor está todavía en los gobiernos estatales y municipales, donde los mecanismos para la rendición de cuentas siguen siendo frágiles.
“En la actualidad, el principal pendiente se llama impunidad, porque corrupción hay en todos lados —basta con mirar hacia Brasil, Estados Unidos o España— pero la diferencia es que en esos países hay investigaciones en curso y gente en la cárcel. Yo creo que la impunidad sigue siendo lo que nos tiene hartos a todos y lo que tiene a la clase política en el desprestigio”.