Los rumores son tan importantes como la información oficial cuando existe un desarreglo interno en las instituciones y en los gobiernos.
Son directamente proporcionales a la desalineación de la política de comunicación social cuando ésta no es oportuna, veraz y convincente: a mayor percepción de indefiniciones mayores rumores.
Manuel Buendía sostenía que podía llegarse a la localización específica del origen del rumor y este, agregábamos un puñado de estudiantes de la UNAM en su taller de prácticas periodísticas de los lejanos años 80, correspondía con el desajuste interno del quehacer político, comunicativo y de percepciones discordantes en una sociedad determinada.
Al menos en dos ocasiones desde la semana pasada la Presidencia de la República ha decidido salir al paso del rumor de cambios en el gabinete cuya sustancia, si puede asumirse así, es básicamente la remoción del secretario de Gobernación en enroque con el titular de la Sedesol así como la salida de la titular de esa última secretaria del conjunto del gobierno.
En contraste con los rumos de fines del sexenio de Luis Echeverría Álvarez, los cuales daban voz a una inquieta cuando no irritada clase oligárquica muy crítica del tinte aparentemente socialista que, desde el conservadurismo norteño podía advertirse en el gobierno de LEA, y que estaba a punto de verificarse, los rumores de este 2016 parecen surgir de los deseos de segmentos del PRI desorientados, inquietos y frustrados.
¿Por qué? Porque la sensación de recuperar a un líder que da un manotazo sobre la mesa y que ya no estaría dispuesto a cargar con las insuficiencias reales o percibidas de los miembros de su gabinete es del mayor interés para el tricolor en su conjunto.
Si bien la presencia de Enrique Ochoa ha dado un aire de frescura al PRI, de otro lado un segmento sigue apostando a una combinación de ello con el tipo de liderazgo convencional y populachero que pudo haber representado Manlio Fabio Beltrones.
En particular el rumor llego a mí por tres fuentes entusiasmadas cercanas al PRI. Compartir el whatsup del rumor parecía expresión del deseo de acompañar algo, algún índice de recuperación de la iniciativa política.
A juzgar por el tipo de contenido, insistente en la necesidad de una recuperación del sentido de mando desde la Presidencia de la República y, muy específicamente, de la credulidad de alguna disposición para la conservación del poder que permita la reproducción del PRI en control del Ejecutivo federal, este rumor es un complemento de “algo” que no está ocurriendo, de un “hecho por venir” que desahogaría o reconduciría la angustia del deterioro registrado en las encuestas respecto de la figura presidencial, eje de la capacidad de reproducción del poder en México para el partido dominante.
Sólo rumores.