EPN: Un presidente sin respaldo

23 de Abril de 2024

Lorena Becerra

EPN: Un presidente sin respaldo

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@lorena_becerra

La aprobación presidencial es considerada la boleta de calificación de un gobernante. En otras palabras, es la medición del apoyo o respaldo con el que cuenta un mandatario en la opinión pública. Esta cifra es importante en una democracia porque no solamente refleja la evaluación de la gente respecto a la forma en que un presidente ha llevado a cabo su gestión, sus logros y fracasos, e incluso y simpatía o carisma, sino también porque se traduce en comportamiento electoral, credibilidad y gobernabilidad. En términos del mandato democrático, la aprobación presidencial nos muestra qué tanto la gente considera que un gobernante ha cumplido con sus promesas de campaña o las expectativas que generó ante el electorado que lo puso en el poder.

El que Enrique Peña Nieto haya alcanzado los niveles históricos más bajos de aprobación presidencial en cuatro sexenios nos indica la gravedad de la crisis de credibilidad por la que atraviesa su gobierno y lo que la población opina acerca del estado de las cosas en el país actualmente. Hace algunos meses podíamos explicarnos esta caída en aprobación en relación a eventos muy específicos, como la desaparición de los normalistas en Iguala y el escándalo de la casa blanca de la esposa del Presidente. Sin embargo, hoy por hoy, y tras la fuga de “El Chapo”, la baja aprobación presidencial se ha convertido más en un desencanto irreversible y una pérdida de confianza monumental por parte de la opinión pública.

La mayoría de las encuestas publicadas entre Julio y Agosto de este año reportan una aprobación entre 34% y 36%[1]. La cifra más alta la registra Parametría con una aprobación de 41% - aunque su levantamiento se realiza entre julio y agosto, por lo que no sabemos si hay algunos datos previos a la fuga de “El Chapo”. La cifra más baja la publica Demotecnia con una aprobación de 25% aunque en una muestra pequeña y con un levantamiento telefónico. No obstante, todas son consistentes en recalcar la preocupación ciudadana respecto al gobierno y la opinión negativa de Enrique Peña Nieto.

Lo más preocupante de estos estudios de opinión es que nos presentan un panorama muy pesimista dentro de la población y que, tomando en cuenta el contexto nacional actual, tiene pocas posibilidades de mejorar. El Presidente se encuentra reprobado en todos los rubros, pero más fuertemente en economía, seguridad y combate a la corrupción. La inseguridad y la economía continúan siendo las principales preocupaciones de la población aunque en los últimos meses se observa un repunte en cuestiones económicas. También notamos que la corrupción por primera vez empieza a hacerse muy presente como determinante de la evaluación presidencial entre ciertos segmentos.

Tres cuartas partes de la población considera que el país va por mal camino, y menos del 20% considera que el Presidente tiene los problemas bajo control. La mayoría de la población observa un deterioro en la economía del país y en su economía familiar. De igual forma, existe un gran pesimismo respecto al futuro de la economía nacional. Las preocupaciones por la inseguridad empiezan a crecer a partir de finales del año pasado, y la importancia de este tema se estabiliza a pesar de los esfuerzos que se hicieron por sacar este tema del discurso oficial durante los primeros años de gobierno.

Las encuestas que miden los logros de gobierno nos hablan de una pérdida de impulso de las reformas estructurales y una ausencia de resultados observables. También destaca la percepción de que el Presidente no ha cumplido con los objetivos planteados y más del 60% de la población considera que ha hecho menos de lo que se esperaba. El 51% de la población se siente pesimista respecto al futuro del país en el próximo trienio de Peña Nieto.

Todo esto nos indica que la serie de episodios graves y malos manejos por parte del Presidente y su equipo han cobrado una factura muy cara en las distintas dimensiones que explican la aprobación presidencial. Existe un contexto económico de estancamiento; la ausencia de resultados en seguridad sugiere la necesidad de replantear la estrategia; a pesar de que se ha intentado controlar las presiones inflacionarias, las familias perciben un deterioro en sus bolsillos; y los escándalos de corrupción no se han saneado. Como resultado, Enrique Peña Nieto no solo no cuenta con el respaldo de la población sino que además no tiene muchos elementos para volver a ganarse su confianza. La imagen de corrupción e incompetencia se ha entremezclado con la noción de un mandatario desconectado de la realidad del país y muy ajeno a lo que la población está viviendo.

Por si esto fuera poco el Presidente ahora enfrenta tres nuevos embates que prometen seguir minando su figura. En primer lugar, los escándalos relacionados con la constructora OHL han escalado a niveles que raspan al equipo presidencial y no parecen detenerse en un futuro cercano. En segundo lugar, la difusión del informe del Grupo de Expertos de la CIDH ha puesto en entredicho toda la versión oficial acerca del primer caso que hizo un daño irreparable en el gobierno de Peña Nieto. En tercer lugar, los nombramientos de Humberto Roque Villanueva y Arturo Escobar como altos funcionarios en la Secretaría de Gobernación han generado un gran descontento entre organizaciones de la sociedad civil y líderes de opinión.

Estos eventos abonarán a la imagen negativa de Enrique Peña Nieto y a la crisis de credibilidad por la que atraviesa su gobierno. La encuesta de Buendía y Laredo destaca que el principal deterioro en la imagen del Presidente se da entre las personas que dicen identificarse con el PRI, lo que representa un foco rojo importante para este partido. Por otro lado, la encuesta más reciente de Parametría nos da una noción del potencial de riesgo que tiene el revivir el caso de Ayotzinapa: el 97% de la población está al tanto de lo sucedido, el 64% no cree la versión de la PGR y el 77% desaprueba su desempeño en el caso.

Con una imagen desgastada, pocas soluciones en las problemáticas de economía y seguridad, y nuevos problemas de corrupción e incompetencia que enfrentar, el próximo trienio de Enrique Peña Nieto luce cada vez más difícil.

[1] Reforma 34%, Buendía y Laredo 35%, Consulta Mitofsky 36%, y GEA-ISA 36%.