¿Es posible cooperar con Trump?

25 de Abril de 2024

Juan Antonio Le Clercq
Juan Antonio Le Clercq

¿Es posible cooperar con Trump?

La elección de Donald Trump ha llevado la relación bilateral a un conflicto entre dos partes propia del juego de la gallina. Este dilema de interacción estratégica se formula así: dos automóviles avanzan a toda velocidad uno contra el otro y conforme avanzan los conductores aceleran retándose mutuamente. Quien desvié su curso es un cobarde y quien se mantenga firme será el valiente. Por la misma dinámica del juego, si ambos mantienen su curso terminarán por estrellarse. Cada conductor se mantiene firme y acelera porque piensa que el otro se va a desviar primero y mutuamente se envían la señal de que no piensan detenerse. Nadie quiere convertirse en “gallina” y, conforme avanzan, mayor es el riesgo de que la colisión ocurra.

Este juego puede concluir con tres escenarios posibles:

1. ambos calculan los daños potenciales y se detienen al mismo tiempo (cooperar-cooperar.

2. Ninguno cede y se destruyen mutuamente (no coopera-no coopera).

3. Alguno de los conductores se detiene para evitar el choque porque advierte que el otro tiene un sentido más alto del riesgo y no cederá (coopera-no coopera).

México ha pasado de una relación en la que ambos países cooperaban mutuamente, en forma asimétrica y con beneficios desiguales, pero cooperación al fin, para caer en un contexto marcado por la renuncia estadounidense a cooperar y la necesidad mexicana de mantener la cooperación.

El nuevo presidente de Estados Unidos ha decidido romper la cooperación con México porque asume que nuestro país no tiene más alternativa que aceptar sus condiciones y jugar el juego en los términos que determine Washington. En otras palabras, Trump parte de que puede obtener mayores beneficios no cooperando, al mismo tiempo que México se ve obligado a seguir cooperando a pesar de que la dinámica es abiertamente abusiva.

¿Hay una alternativa estratégica o estamos condenados a cooperar con un vecino abusivo? La respuesta es clara, pero su implementación es terriblemente complicada y riesgosa. México debe demostrar a Estados Unidos que para ambos países el mejor escenario es una relación equilibrada basada en la cooperación mutua. Lo cual pasa por que México endurezca su posición y advierta a Estados Unidos que:

1. No está dispuesto a cooperar si no hay condiciones de reciprocidad.

2. Ambos países pierden con un escenario en el que ambos dejan de cooperar.

3 Nuestro país está dispuesto a correr el riesgo de un choque con tal de evitar una relación abusiva. ¿Puede México darse el lujo de confrontar las decisiones de Trump y responder condicionando la cooperación bilateral? Los riesgos están a la vista, pero no es mejor alternativa aceptar como inevitable una relación bilateral en la que las reglas del juego se definen estrictamente para beneficio de Estados Unidos y para que nuestro país pierda. México tiene menores capacidades y recursos para asumir una estrategia de riesgo, pero es un juego cuyos resultados dependen de la capacidad de nuestra política exterior para articular alianzas con otros países y diversificar nuestros intereses económicos y diplomáticos; abrir líneas de diálogo con actores políticos, sociales y económicos locales y nacionales dentro de Estados Unidos; movilizar a la comunidad de mexicoamericanos en defensa de la agenda mexicana; sensibilizar a tomadores de decisiones en ese país sobre los costos que les representa la ruptura de la cooperación mutua; posicionar en medios locales y nacionales de Estados Unidos un discurso coherente sobre los beneficios mutuos de la cooperación bilateral; y alinear la agenda de la clase política, la sociedad civil, los líderes de opinión, el sector privado y las universidades en México hacia el objetivo común de defender los intereses nacionales.

Aunque para enfrentar la amenaza que viene del Norte, nuestras autoridades deben superar el pasmo ante los acontecimientos y actores políticos y dejar atrás la politiquería electoral.

Son tiempos que requieren política nacional de altura y seriedad en el exterior.

¿La clase política mexicana estará preparada para asumir responsablemente este reto o estamos condenados a llevarnos la peor parte en el juego de la gallina bilateral?

Profesor de Relaciones Internacionales y Ciencia Política de la UDLAP. Director del Centro de Estudios sobre Impunidad y Justicia (CESIJ).