Faldas largas... moral corta

24 de Abril de 2024

Oscar Moha
Oscar Moha

Faldas largas... moral corta

La polémica sexista de este mes la abrió la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo, al disponer que las escuelas de educación básica públicas y privadas permitan usar falda o pantalón a los alumnos, como parte de su uniforme reglamentario, indistintamente de su sexo para “fomentar igualdad”.

La reacción inmediata de los grupos ultra conservadores que abanderan, protegen y se adueñan de la moral en México leyeron casi textualmente que el Gobierno capitalino pretende imponer la famosa “ideología de género” en oficinas administrativas, Iglesias, familias y ahora en primarias y secundarias. Y es que su lógica los obliga a difundir para alertar a quienes no han tomado el Curso de Lectura y Comprensión que esta medida será “obligatoria” para que los varones utilicen de lunes a viernes una falda y se inicie así su reprogramación sexual, que los conducirá final y fatídicamente a un “suicidio colectivo”.

La disposición no es coercitiva ni punitiva. A nadie se va a penalizar si un alumno sigue usando pantalón, o una chica decida nunca ponerse uno. Los profesores no reprobarán a sus alumnos que estén en contra o a favor de esta medida, ni los directores de las escuelas estarán a la expectativa de cuántos escolares usan prendas para afirmar o definir su sexo. Ni usar una prenda será la vara que medirá un estado anímico, religioso, espiritual, moral, o si tienen los alumnos presentan una preferencia o tendencia sexual que sea “contagiosa”.

Antes de firmar lo que grupos como “Con Mis Hijos No Te Metas”, y muchísimos que llevan el término “Familia” que están colectando simpatías moraloides para contravenir la disposición, los padres de familia están en posición de dialogar con sus hijos, sobre todo con aquellos que han sido formados bajo el deformado modelo que les advierte sobre una homosexualidad “demoniaca”, “contagiosa”, socialmente “deleznable” y “mortal”, pero “curable” y que esconden la homofobia con citas bíblicas, esa que se hereda de padres a hijos y se contagia por las redes y en los templos, que lleva a discriminar y puede ser golpeadoramente mortal, desde corta edad.

Los alumnos aprenden en la escuela que existieron culturas como la egipcia, hebrea, griega y la romana en las cuales los varones usaron túnicas similares a las faldas; esos muchachos conocen que los escoceses siguen usando sus kilts (faldas tableadas) sin el menor temor a perder la virilidad; han aprendido que los franceses usaron pelucas, maquillaje, zapatos con tacones en el Siglo XVIII. En tal caso, quizá serán los mismos alumnos quienes reprogramen a los papás explicándoles que en la Selva Lacandona nadie quiere imponer la “ideología de género”, sino que esas prendas blancas que usan los indígenas allá en Chiapas son vestidos blancos que han usado ancestralmente y nada tienen qué ver con la homosexualidad.

En las plataformas sociales los abundantes comentarios de Ministros de Culto, sobre todo cristianos, reducen su discurso a una ideología machista que consiste en predecir que con esta disposición se fomentará el desorden sexual entre los adolescentes. Ninguno propone a su gremio usar los templos como aulas donde se fomente el respeto o se evite el bullying para quienes eventualmente se atrevan a usar una falda. Y es que en denominaciones de corte Pentecostal las mujeres están obligadas a llevar falda larga, a no usar maquillaje, ni joyas, ni perfumes e impedidas a entablar una conversación con varones que no sean de su familia o que estén casados. De ahí que esto de faldas y pantalones sea tomada como una invitación a fomentar las bajas pasiones.

La Homofobia Santa que destila el Yunque Evangélico se fortalece por falta de conocimiento. Y pretenden hacer creer a una sociedad mal informada que la “ideología de género” viene permeando desde la ONU para pintar en todas las calles una bandera con los colores del arcoíris que obligará a las Iglesias a aceptar la homosexualidad como un sacramento, a judicializar a los Ministros de Culto que no unan en matrimonio a parejas del mismo sexo y obligar a los niños a tener una vida sexual con quien deseen sin importar su género.

¿Qué opinión merecerá de los críticos píos, Ministros de Culto, padres de familia abajofirmantes y demás protectores de esa moral mexicana que muchos no practican cuando un chico de primaria o secundaria que decida usar falda sea el que mejores calificaciones obtenga en su salón?

En esta sociedad machista se fomenta también la religiosidad sexista. El miedo a feminizar a los niños no es tan diabólicamente alarmante como masculinizar a las niñas. Hay niveles… pero de ignorancia.

PALABRA DE HONOR.- Tarde pero se arrepienten los veracruzanos de haber elegido a un gobernador como el que tienen. Bueno, no todos, nada más el 91%. El otro porcentaje son familiares cercanos que de un momento a otro podrían dejar la nómina y ser recontratados cuando el fiscal Jorge Winckler deje su cargo. Al fin hay muchas plazas en esa oficina.