La pereza, pecado capital

20 de Abril de 2024

Dany Saadia

La pereza, pecado capital

Dany ficha

@dany Si queremos salvar el cine, no podemos aceptar la pereza y dar por buena una película que no lo es. Somos demasiado generosos con el crédito que le damos a muchas películas.

Hay un elemento en las malas películas que cada vez se repite más en el cine comercial y que me saca de quicio, me subleva, me enerva, me repugna… se trata de la pereza, la hueva mental, la mediocridad.

¿La pereza? ¿De quién? Sobre todo del guionista, pero también del productor que no la reconoce, del director que la pasa por alto y del actor que, cual marioneta, es también cómplice por no sublevarse, enervarse y repugnarse. Una buena historia se nutre entre otras cosas de verosimilitud y coherencia. Un guionista puede pasarse esas virtudes por el arco del triunfo por dos motivos: pura falta de talento e incapacidad o, volviendo al tema, por pura huevonería a la mexicana.

En The Amazing Spiderman (2012) de Marc Webb, a Peter Parker le pica una araña que lo convierte en Spiderman (vale, cuela, es el mito). Peter se siente atraído por una de sus compañeras, Gwen Stacy (vale, somos adolescentes, shit happens). La escuela visita unos laboratorios de ingeniería genética (vale, todos hemos ido en esas excursiones). Gwen Stacy trabaja como becaria en esos laboratorios (¿eh?). Su jefe es un doctor que resulta ser el malo malísimo, El Lagarto (¿eh? no jodas…) que era amigo y socio de una investigación supersecreta del padre de Peter Parker y el jefe de la policía de la ciudad que persigue a Spiderman es… ¡el papá de Gwen Stacy! ¿Eh?? ¡WTF! Pura economía. Puro ahorro. Pereza mental.

La improbabilidad de que les suceda todo a cuatro personajes de 8.5 millones de habitantes de Nueva York no le ha hecho temblar a los guionistas. Alguno dirá: “¿Qué creías, Dany? Es una peli de superhéroes”. Precisamente por eso hay que ser coherente y creíble en todos los aspectos que no tienen que ver con la naturaleza extraordinaria del protagonista. Christopher Nolan lo entendió muy bien. Al Joker no le suceden las cosas por azar ni hace cosas imposibles o impensables. Se nos presenta como un terrorista lunático de carne y hueso, lo que, por creíble, es mucho más temible.

Había millones de formas de afrontar The Amazing Spiderman, introduciendo personajes distintos que estuvieran relacionados de una forma orgánica y no artificial. Pero claro, eso exigía vencer a la pereza y trabajar duramente hasta dar con la fórmula.

Se puede dar emoción, suspenso, llenar de tensión la butaca del espectador sin malos ineptos ni buenos indestructibles. Lo único necesario es más trabajo por parte de los cineastas y algo de confianza en la inteligencia del espectador. Lo escalofriante del caso de The Amazing Spiderman es que hubo tres guionistas profesionales en la escritura de ese guión. Y uno de ellos era el guionista de… Zodiac (2007) de David Fincher. ¿Acaso perdió el talento? ¿Una enajenación pasajera del juicio? No, peor, pereza, de la mala.

Yo entiendo la pereza. Entiendo el síndrome de la página en blanco y los cortos periodos de entrega de los guiones. ¿Y qué es lo que creo que tiene que obligar a los guionistas y directores a esforzarse y no rendirse a la inercia? El puro amor al cine. La pasión por su oficio. La admiración al trabajo bien hecho.

Si queremos salvar el cine, no vale todo. No podemos aceptar la pereza y dar por buena una película que no lo es. A veces somos demasiado generosos con el crédito que le damos a muchas películas, comerciales o no, cuando sabemos que no se ha hecho un buen trabajo.

Cineasta y matemático.