Matando al cisne negro

25 de Abril de 2024

Dany Saadia

Matando al cisne negro

Dany ficha

Antes del descubrimiento de Australia, los europeos no tenían ningún motivo para pensar que podía existir un cisne negro. Hasta que llegamos a Australia, y el descubrimiento de una sola ave acabó con siglos de evidencia. Este hecho ilustra una grave limitación de nuestro aprendizaje a partir de la observación y la experiencia.

El cisne negro para Nicholas Taleb, y para nosotros a partir de ahora, señala hechos altamente improbables que no podemos prever, pero que suceden.

El ser humano es una criatura muy sesgada y manipuladora. El problema viene de que su cerebro también es muy sesgado y manipulador, así que reaccionamos ante los supuestos improbables de una manera divertida: una vez que ocurren, decimos, “los había visto venir”. Mentira. No vemos venir nada. Nos limitamos a ejercitar la “predictibilidad retrospectiva”, es decir, lo predecimos una vez ha sucedido. Así cualquiera.

Es muy divertido ver todas las teorías de conspiración que está creadas una vez que un hecho ha sucedido. La cuestión es que los cisnes negros tienen un impacto extremo en nuestras vidas. Nos cambian nuestra manera de ver el mundo, y una vez cambiada volvemos a pensar que somos capaces -de nuevo- de predecir el mundo.

Por tanto, todos de acuerdo, somos torpes en adivinar lo improbable.

Vámonos a una película de Hollywood. 1966 (dos años antes de su estreno de 1968), un productor llamado Mort Abraham y un diseñador de producción llamado Arthur P. Jacobs tienen la genial idea de hacer una película de una novela francesa en la que unos astronautas aterrizan en un planeta en la que los humanos son cazados por deporte. Uff, dirían algunos jefes de estudios. No, no, la cosa no acaba ahí. Los actores serían de lo mejor, pero irían cubiertos con unas máscaras de simio…

Como contaba Abraham, todos los estudios les dijeron que no, dos veces. Zanuck de la Fox incluso llegó a amenazarles con prohibir su acceso para siempre si volvían a mencionar el Planeta de los Simios. Pero los productores insistieron y tras unas pruebas de cámara, la misma Fox les dio la luz verde, a cambio, eso sí, de que Jacobs se comprometiera a hacer el Dr. Dolittle.

El éxito del Planeta no tengo ni que contarlo. Eso es un hermoso cisne negro.

Taleb llama “la evidencia silenciosa” al mecanismo por el que mantenemos la ilusión de que podemos entender el mundo, y de que somos capaces de anticipar lo que va a ocurrir. Tras el suceso, nos centramos sólo en una parte de la información, justamente la que podría explicarlo, y dejamos de lado el resto de las pruebas y evidencias. Pongo de ejemplo a muchos productores y distribuidores mexicanos a los que, cuando les presentas un proyecto, te dicen que tal o cual género, o estrella, o lo que sea no funciona en México por el mero hecho de que alguien ha fracasado antes… haciendo las cosas mal.

Una cosa que aprendí durante el proceso de hacer 3:19 (2008), es que cualquier éxito o fracaso siempre tendrá una explicación a posteriori. O sea: si una película funciona es porque la situación, la relevancia, la importancia del momento fueron perfectos. ¿Cuáles? Qué importa. Invéntelas: las redes sociales, el poster, la campaña excelsa de publicidad y/o la campaña transmedia que supieron transmitir el mensaje adecuado con precisión intrínseca en el marco al target requerido.

Quiero destacar la heroicidad de aquellos que –con proyectos arriesgados bajo el brazo- pelearon por sacarlos adelante. Esos son héroes, los que lo consiguieron y también los que lo siguen intentando. En la Ilíada, Homero, no juzga a los héroes por el resultado: los héroes ganaban y perdían batallas de manera independiente a su propio valor; su destino dependía totalmente de fuerzas externas. Los héroes son héroes porque se comportan como tales, no porque ganen o pierdan.