Franquismo, el hambre de la memoria

25 de Abril de 2024

Franquismo, el hambre de la memoria

De manera intimista El silencio de los otros acompaña a víctimas supervivientes del franquismo en su proceso de búsqueda de justicia y en México este multipremiado documental también hizo una parada especial.

Por más de dos años la voz de los desaparecidos del franquismo ha recorrido el mundo a través de un documental de una hora con 30 minutos de duración que resume 80 años de un conflicto silente en España.

Una parte de los remanentes de la guerra civil española y del gobierno del dictador Francisco Franco fueron expuestos por Almudena Carracedo y Robert Bahar, quienes de la mano de la productora El deseo, de los hermanos Almodóvar, presentan la historia de varias víctimas, hombres y mujeres que desconocen el paradero final de sus familiares, asesinados a manos del régimen. Todos buscan una respuesta, pero también se preguntan por qué por casi 40 años de democracia después de la muerte del dictador, nadie ha pedido perdón, tal vez por el pacto del olvido, suscrito en la Ley de Amnistía de 1977, que todavía rige en España.

Pero también es un guiño poscolonial, comenta Almudena Carracedo en entrevista con Eje Central, quien sostiene que este conflicto del que poco se conoce en España, podría llevar a una resolución conveniente para las víctimas por medio de la Querella Argentina, puesta marcha el 14 de abril de 2010 en el país sudamericano, por medio de la jueza María Servini, cuyo objetivo es objetivo es identificar a los responsables de los crímenes de lesa humanidad cometidos por los integrantes de la dictadura franquista y en consecuencia, que se les sancionara penalmente.

“Esta es una historia de solidaridad entre España y Latinoamérica. Una de las cosas curiosas de la película es que es una especie de guiño poscolonial. España fue pionera en la aplicación de la justicia universal dando la orden de detención contra Pinochet o bien, donde cumple una condena por más de mil años un exmilitar argentino, Adolfo Scilingo.

La película no es sobre historia, ni de memoria histórica, sino sobre nuestro presente, aclara Almudena, es sobre nuestra democracia y sobre cómo es posible que por tantos años se haya sepultado lo que ocurrió con las víctimas del régimen.

La creación de este material tuvo una duración de siete años con 450 horas de grabación, con año y medio para el montaje en el que entrevistaron a la mayor parte de los involucrados en una querella internacional que no ha terminado. El esfuerzo ha rendido frutos y el primero, tal vez el más importante, el premio del Público en la sección Panorama y el Premio Cine por la Paz en la Berlinale 2018.

Pero también los ha llevado a presentarse en distintos países como México, durante el festival Ambulante y en varios circuitos culturales del país como la Cineteca Nacional, donde se mantiene en programación.

“Es normal que la película levante dolor, te llega a una parte profunda, no sólo por las historias, sino por la conversación que tienes dentro y que tienes que sacar y eso es lo que hace la película en la que han vuelto los fantasmas del pasado”, determina.

“La vida no es injusta… los humanos, los humanos son injustos”, dice María Martín, una octagenaria cuya madre fue enterrada en una fosa común sobre la que corre la carretera de Buenaventura en Toledo y quien aún espera una respuesta del gobierno español.