Gases de efecto invernadero alcanzan nuevo récord sin precedentes, alerta OMM

20 de Abril de 2024

Gases de efecto invernadero alcanzan nuevo récord sin precedentes, alerta OMM

“No hay indicios de que se vaya a dar una desaceleración, y mucho menos una disminución", revela el organismo

Ginebra.- La Organización Meteorológica Mundial de la ONU reveló que los niveles de los gases de efecto invernadero que atrapan el calor en la atmósfera han alcanzado un nuevo récord sin precedentes.

Según un nuevo informe dado a conocer hoy,

la concentración media mundial de dióxido de carbono (CO2) alcanzó las 407,8 partes por millón (ppm) en 2018, tras haber sido de 405,5 ppm en 2017.

“Esta tendencia continua a largo plazo significa que las generaciones futuras tendrán que hacer frente a unos efectos cada vez más graves del cambio climático, como el aumento de las temperaturas, unos fenómenos meteorológicos más extremos, un mayor estrés hídrico, la subida del nivel del mar y la alteración de los ecosistemas marinos y terrestres’’, detalló en rueda de prensa en Ginebra el secretario general de la OMM Petteri Taalas.

“No hay indicios de que se vaya a dar una desaceleración, y mucho menos una disminución, de la concentración de los gases de efecto invernadero en la atmósfera a pesar de todos los compromisos asumidos en virtud del Acuerdo de París sobre el cambio climático”, valoró Taalas.

“Tenemos que plasmar los compromisos en acción y aumentar el nivel de ambición en aras del bienestar futuro de la humanidad”, afirmó.

“Cabe recordar que la última vez que se dio en la Tierra una concentración de CO2 comparable, fue hace entre 3 y 5 millones de años. En ese entonces, la temperatura era de 2 a 3 °C más cálida y el nivel del mar entre 10 y 20 metros superior al actual”, remarcó Taalas.

Según el informe, el incremento de CO2

que se produjo de 2017 a 2018 fue muy similar al observado de 2016 a 2017 y se situó justo por encima de la media del último decenio. Los niveles mundiales de CO2

sobrepasaron el simbólico e importante umbral de 400 partes por millón en 2015.

El CO2 permanece en la atmósfera durante siglos y aún más tiempo en los océanos, explicó.

Se entiende por emisión la cantidad de gas que se libera a la atmósfera y por concentración la cantidad que se queda en la atmósfera después de las complejas interacciones que tienen lugar entre la atmósfera, la biosfera, la criosfera y los océanos.

Aproximadamente una cuarta parte de las emisiones totales son absorbidas por los océanos y otra cuarta parte por la biosfera, según indica el informe de la OMM sobre los Gases de Efecto Invernadero dado a conocer el día de hoy de cara a la Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático (COP 25) que se llevará a cabo en Madrid del 2 al 15 de diciembre.

Principales hallazgos

Según el informe la concentración del dióxido de carbono que es el principal gas de efecto invernadero de larga duración en la atmósfera relacionado con las actividades humanas, alcanzó un nuevo valor máximo en 2018, a saber, de 407,8 ppm o, lo que es lo mismo, el 147 % del nivel preindustrial en 1750.

El incremento del CO2

que se produjo de 2017 a 2018 superó el crecimiento medio de los últimos diez años. El promedio del índice de aumento del CO2

de tres decenios consecutivos (1985–1995, 1995–2005 y 2005–2015) se incrementó de 1,42 ppm/año a 1,86 ppm/año y a 2,06 ppm/año, observándose los índices de crecimiento más altos durante los episodios de El Niño.

El índice anual de gases de efecto invernadero de la Administración Nacional del Océano y de la Atmósfera (NOAA) de Estados Unidos muestra que entre 1990 y 2018 el forzamiento radiativo causado por los gases de efecto invernadero de larga duración aumentó un 43

%, habiendo contribuido el CO2

a ese aumento casi en un 80 %.

El metano

atmosférico (CH4)

alcanzó en 2018 un nuevo valor máximo de 1 869 partes por mil millones (ppb), por lo que se sitúa en el 259 % del nivel de la era preindustrial. Su incremento de 2017 a 2018 fue mayor que el observado de 2016 a 2017 y que la media del último decenio.

El metano

es el segundo gas de efecto invernadero de larga duración más importante y contribuye en aproximadamente un 17

% al forzamiento radiativo. Cerca del 40

% del CH4

que se emite a la atmósfera procede de fuentes naturales (por ejemplo, humedales y termitas), mientras que aproximadamente el 60 % proviene de fuentes antropógenas (por ejemplo, cría de ganado, cultivo de arroz, explotación de combustibles fósiles, vertederos y combustión de biomasa).

Por otra parte, las

emisiones de óxido nitroso (N2O)

a la atmósfera fue de 331,1 partes por mil millones, lo que equivale al 123

% de los niveles preindustriales. Su incremento de 2017 a 2018 también fue mayor que el observado de 2016 a 2017 y que la media del último decenio.

Las emisiones de óxido nitroso provienen de fuentes naturales (en torno al 60

%) y de fuentes antropógenas (un 40

%), como son los océanos, los suelos, la quema de biomasa, los fertilizantes y diversos procesos industriales.

Este gas también contribuye significativamente a la destrucción de la capa de ozono estratosférico, que nos protege de los rayos ultravioleta nocivos del Sol. Es el causante de un 6 % del forzamiento radiativo provocado por los gases de efecto invernadero de larga duración, concluye OMM.