He vivido tan poco…

20 de Abril de 2024

He vivido tan poco…

Esta es la historia de Eva Heyman, una adolescente judía
de 13 años que abrió un perfil de Instagram para subir videos
sobre lo que sucedió en Hungría, pero 70 años atrás

Eva acaba de cumplir 13 años y su perfil en Instagram acumuló en 15 semanas, más de 1.7 millones de seguidores, hasta ahora. Tiene el cabello castaño, la tez muy clara, es delgada y sonriente. Ama pasear en su bicicleta roja por su vecindario en Oradea, una ciudad en la frontera entre Rumania y Hungría.

Le gustan los helados, el baile, visitar la farmacia de su abuelo y tiene una cercanía entrañable con su prima Martha, y Annie, su mejor amiga. También se pone nerviosa cuando está cerca del chico que le gusta, Pista Vadas.

Esta adolescente comenzó a contar sus anécdotas en Instagram a partir del pasado 13 de febrero, aunque su historia terminará 120 días después. Eva es judía y no lo sabe aún, pero el Holocausto se acerca.

Es el diario personal de Eva Heyman, llamado en Instagram Eva.Stories, contado en inglés y hebreo. Al cumplir 13 años, esta joven judía observa cómo su entorno se transforma al llegar los nazis a Hungría.

Así llegó el Holocausto judío a Instagram, la aplicación con más usuarios en el mundo, especialmente jóvenes, en la que una chica vestida con una traje azul de los años 40 nos invita a seguirla: “Mi nombre es Eva. Esta es mi página. Sígueme”.

Creo que lo que es realmente importante es que debemos hacer todo lo posible para que la historia sea lo más confiable y auténtica posible . Ronald Leopold, Director ejecutivo de la Casa de Ana Frank

Tiempos modernos

Según el diario británico The Guardian, un estudio reveló que la mayoría de los austriacos no saben que seis millones de judíos fueron asesinados en el Holocausto, idea reforzada por una encuesta del año pasado que encontró que dos tercios de la generación millennial en Estados Unidos no podía identificar a Auschwitz, el mayor campo nazi construido en la Polonia ocupada por Alemania, y donde murió casi un millón y medio de personas, entre 1940 y 1945. Y más de una quinta parte de los encuestados dijeron que no habían escuchado del Holocausto o no estaban seguros de haberlo hecho.

Eva.Stories tuvo una inversión de casi seis millones de dólares y participaron 400 personas. Para dar la impresión de que, en efecto, un móvil nos llevaba por la vida de Heyman, diseñaron una cámara especial para que la actriz británica Mia Quiney (Eva) simulara que manejaba un celular.

Mediante 70 videos llenos de emojis y etiquetas —lanzados como historias de Instagram— los productores Mati Kochavi, un multimillonario israelí de empresas de alta tecnología —perteneciente a una familia de sobrevivientes— y su hija, Maya, comentaron que querían generar un impacto similar al que logró El diario de Ana Frank.

1944 en emojis

“Esta es mi página y en ella comparto lo que pienso”, se escucha la voz suave de Mia Quiney, junto a una serie de emojis que aparecen en cada historia, mientras aparecen etiquetas que nos guían en cada tramo; por ejemplo, #lifeduringwar, geotags o bien, la ubicación final como “GHETTO”.

Los videos, de calidad cinematográfica y rodados en Hungría presentan a Eva, quien vive con sus abuelos desde el divorcio de sus padres, un matrimonio muy cosmopolita para la época. Béla Heyman, su padre, es un mujeriego empedernido que ya perdió la cuenta de sus intereses amorosos. Y su madre, Ágnes, a quien llaman Ági, es retratada como una mujer hermosa que pese a convalecer por una operación reciente, no abandona su chispeante personalidad; mientras que su padrastro, Bela Zsolt, un periodista y político socialista, es presentado como un sujeto divertido.

La joven hace un paréntesis para mostrar la llegada de los nazis a Hungría. A partir de esas escenas el tono de los videos comienza a ser sombrío.

A medida que los nazis se apoderan de Oradea, de 100 mil habitantes y donde 20 mil de ellos son judíos, comienzan a confiscarles sus negocios. La farmacia de sus abuelos fue decomisada, los obligaron a portar estrellas amarillas en sus ropas, a abandonar sus casas y entrar en un gueto antes de ser deportados.

Sus mejores amigas también sufrieron la invasión, como su prima Martha, quien el día del cumpleaños de Eva fue llevada a Polonia, mientras que su mejor amiga, Annie, semanas después partió hacia el gueto, donde finalmente se encontraron.

Entonces, la narrativa se vuelve oscura. En una de las escenas finales se observa a Eva abordando el tren con sus abuelos y mucha gente más, pero sin su madre ni su padrastro, quienes lograron escapar de la deportación y sobrevivieron hasta el final de la guerra.

En el último cuadro del perfil aparece un texto en blanco sobre un fondo negro, sin ningún emoticón ni efectos visuales… La última actualización en el perfil Eva.Stories fue en junio, mes en el que fue deportada hacia Polonia.

Una toma recoge el clamor por la vida: “Todavía quiero vivir... Esperaría el final de la guerra en un sótano, en el ático o en cualquier hoyo, incluso permitiría que el policía bizco que nos quitó la harina me besara, ¡sólo quiero que me dejen vivir!”

Si queremos llevar el recuerdo del Holocausto a la generación joven, tenemos que llevarlo a donde están. Y están en Instagram. Mati Kochavi, Productor de Eva.Stories.

...

El Holocausto, según Eva

Eva Heyman nació en 1931 en la frontera entre Hungría y Alemania, en Oradea. Vivió con sus abuelos luego del divorcio de sus padres y comenzó su diario al cumplir 13 años, en febrero de 1944.

En junio de ese año fue deportada en el tren 1204 hacia Auschwitz, uno de los muchos campos de exterminio de la Alemania nazi. No tuvo oportunidad de despedirse de sus abuelos, quienes murieron horas después.

La cabellera castaña de Eva fue cortada y la despojaron de su vestido; un número fue su nueva identidad. Nunca más fue llamada por su nombre. Dos meses después, su mejor amiga, Annie, moría en sus brazos.

El 17 de octubre en un proceso de selección de rutina fue enviada directamente a la cámara de gas por el médico Josef Mengele. Según los testimonios de sobrevivientes, Eva nunca dejó de luchar por mantenerse viva. Su sueño era convertirse en fotorreportera.

Su madre sobrevivió al Holocausto y, después de la liberación, tras descubrir los diarios de su hija, a los que titularon He vivido tan poco, rescatados por Mariska, el ama de llaves austriaca de sus padres, decidió publicarlos. Años después, hacia 1949, Ági se suicidó.