Iguala

16 de Abril de 2024

Luis Alfredo Pérez

Iguala

Siempre me he preguntado por qué el título de la célebre novela de Josep Conrad, Heart of Darkness, se tradujo al español añadiendo dos artículos innecesarios: El Corazón de las Tinieblas, en vez del original y más poderoso Corazón de Tinieblas.

El cambio en el significado es sutil, pero obvio si uno pone atención. Como añadir un poco de agua al vino.

La trama sin embargo se entiende tan bien en español como en el inglés original. El protagonista trabaja para una empresa belga y está destinado en la África colonial, donde observa y relata un panorama de devastación, codicia, violencia y humillación. La cúspide de su relato llega cuando parte en busca de otro empleado que ha alcanzado estatus de leyenda y es admirado y odiado a partes iguales, pero de quien se rumora que ha enloquecido.

Conforme la travesía avanza el protagonista se adentra en un mundo siniestro, lleno de escenas salidas de una pesadilla. Pero lo que encuentra al encontrar a su colega es aún más inquietante: sus jefes le otorgaron carta blanca para lidiar con los nativos, y el hombre ha terminado por creerse un dios, mientras los pobres infelices que han caído en sus manos lo tratan como si lo fuera.

Años después Francis Ford Coppola se basó en esta novela para crear una interpretación moderna, proyecto que terminó convirtiéndose en la célebre película Apocalypse Now, donde un soldado estadounidense en Vietnam va río arriba para buscar a un colega que también ha enloquecido.

En ambos casos hablamos de dos de los eventos más terribles en la historia reciente de la Humanidad, la brutal colonización de África y la desquiciada y enferma guerra de Vietnam. Pero al leer lo que ha ocurrido en Iguala no puedo sino recordar el argumento de estas historias.

¿A dónde ha llegado la sensación de poder y el nivel de locura de los políticos en México, que usan la violencia para tratar con sus rivales? ¿A dónde ha llegado la sensación de poder y el nivel locura de sus esbirros, que no dudan en matar a quien se les ponga enfrente?

¿Qué cosas han hecho con total impunidad, a cuánta gente han asesinado y de qué manera, para creer que desaparecer y matar a cuarenta y tres estudiantes adolescentes no se convertiría en una noticia mundial? Hace veinte días un amigo holandés me mostró un periódico: en él se hablaba de Iguala como de una gran fosa común. Mi amigo me hizo notar después que el periódico no era uno de los cuatro periódicos de circulación nacional de Holanda, sino el periódico regional de Limburgo, la provincia donde vivo.

Por entonces el estatus oficial de los estudiantes era que estaban desaparecidos y aún no se conocían los detalles de su asesinato. La esposa del alcalde como miembro de un cartel de narcos, el alcalde mandando escarmentar con medios violentos a unos adolescentes, los policías entregándolos a un cártel de sicarios, la logística con la que fueron transportados y asesinados y sus restos desaparecidos: bastaría uno sólo de estos elementos para que los hechos fueran horrendos, pero la conjunción de todos ellos convierte a la realidad en México en algo fuera de control, ajeno a cualquier posibilidad de que se trate de algo excepcional y aislado de lo que ocurre en el resto del país.

Ojalá que haya gente que esté echando mano de la ficción para retratar el espíritu de estos eventos y del desquiciamiento colectivo que reflejan, tanto en quienes son responsables directamente como en quienes han permitido que se den las condiciones para que ocurran. Es una manera más de que quede constancia y el tiempo no haga palidecer su memoria.

Twitter: @luisalfredops