Aquellos que no volverán a clases

23 de Abril de 2024

Simón Vargas
Simón Vargas

Aquellos que no volverán a clases

simon vargas

“La educación genera confianza. La confianza genera esperanza. La esperanza genera paz.” Confucio

El próximo lunes 20 de agosto volverán a su ciclo escolar e iniciarán clases millones de niños y jóvenes a lo largo de nuestro país, sin embargo, a pesar de los esfuerzos realizados tanto en la política pública como por la sociedad, aún existen barreras que impiden que niños y jóvenes continúen sus estudios; de acuerdo a INEGI, aproximadamente 2.5 millones de niños y niñas menores a los 17 años laboran, ya sea para pagar sus propios gastos o ayudar a la economía familiar; y en muchos de los casos han renunciado a la escuela para dedicarse completamente al trabajo informal o doméstico. No sólo esta es una limitación para permitir la educación, en ocasiones la propia familia considera que la escuela es un estorbo, un gasto innecesario o bien existen problemas no identificados como el autismo, el bulliyng, el acoso, o el déficit de atención que hacen que los propios adolescentes y niños decidan no estudiar; en nuestro país de acuerdo a cifras de la UNICEF aproximadamente 4.1 millones de niños, niñas y adolescentes entre los 3 y los 17 años no asisten a la escuela y 600 mil están en riesgo de salir del sistema educativo. Pero uno de los problemas que acosan a la sociedad mexicana es la deserción escolar, un mal que aqueja de forma insistente a la sociedad, son muchos los factores a los cuales se atañe el abandono de la escuela, y actualmente las cifras son alarmantes; de cada 100 niños que ingresan al preescolar, 57 de ellos dejan la escuela antes de concluir la preparatoria; es decir sólo 43 alumnos concluyen la educación media superior. Nuestro país cuenta con factores sociales, económicos y de ubicación geográfica que representan un reto para la educación, no sólo se trata de escasez económica, sino de situaciones como los niños, niñas y adolescentes migrantes, los indígenas, aquellos que tienen que caminar kilómetros hasta la escuela más cercana o los que cuentan con algún tipo de discapacidad. Lamentablemente no sólo se trata de querer, estoy seguro que muchos de los abandonan la escuela lo hacen con un terrible dolor por ver sus sueños postergados o rotos, quizá son pocos los que optan de forma consciente por renunciar a la escuela y dedicar sus esfuerzos al trabajo o a la familia. De acuerdo a cálculos de la SEP durante el pasado ciclo escolar 2017-2018 el costo del abandono escolar se estimó en poco más de 45 mil millones de pesos; pero el precio no sólo se traduce en montos económicos, sino en una población con menos competencias laborales y con menos probabilidades de un trabajo bien remunerado, es decir; se traduce en un país sin crecimiento. De forma generalizada solemos preocuparnos por las consecuencias, pero específicamente en este problema debemos centrarnos en las causas, las niñas, niños y adolescentes que no volverán a clases no representan sólo números sino metas sin alcanzar, ¿Nos hemos detenido a preguntarles qué sienten al dejar la escuela?, ¿Qué pasa por su cabeza al haber caminado durante 3 ciclos escolares largos trayectos para que al siguiente por situaciones ajenas a ellos ya no puedan continuar con su educación? Como sociedad nos debemos enfocar en cada uno de los factores que atañen directamente a la familia, la vida escolar y al estudiante; como el bullying, el reprobar constantemente materias, los embarazos tempranos y las adicciones. La exclusión educativa requiere esfuerzos comunes y mancomunados, dónde la sociedad, la familia y el estado deben trabajar en conjunto para brindar a los niños y adolescentes una puerta de escape a la pobreza, la marginación y la frustración; la educación no puede ser vista más como un privilegio sino como una oportunidad, como una ventana que brinde acceso a una vida con mayores posibilidades de crecimiento. Se deben reforzar los hábitos de estudio y la calidad de la educación, pero sobre todo se debe trabajar en que que tanto la sociedad como el estado garanticen las condiciones mínimas requeridas que posibiliten el acceso a la educación; porque actualmente sólo una buena formación provee las armas necesarias para salir a un mundo cada vez más globalizado, donde se requieren no sólo profesionistas responsables sino con valores y centrados en el bienestar del prójimo. El próximo lunes cuidemos de los que regresan a clases, pero también recordemos a todos aquellos que no volverán más a una escuela.